Por: Juan Ramón Martínez
Deben haberle informado mal, monseñor Lenihan. Aquí, no hay traidores. Nuestros líderes, son sin excepción, sacrificados patriotas. Por ello los “caudillos”, que son malos en otros países, aquí son una bendición que Dios nos ha enviado por nuestra condición de favoritos hijos del Señor. El desarrollo económico y social, se ha impuesto entre nosotros. Hemos erradicado la pobreza; no aportamos inmigrantes a las caravanas que van a los Estados Unidos. Por ello, dicen que somos el pueblo más feliz del mundo, sin que la Constitución, incluya esa palabra en su articulado. Pero si duda, dese una vuelta por la Rivera Hernández, y se dará cuenta que allí no hay pobres ni para remedio; y que la violencia, hace tiempo que ha dejado dormir tranquilos a los compatriotas que duermen con ventanas abiertas. Esto es jauja. Son los envidiosos que señalan a los líderes que nos han hecho felices y prósperos, como traidores a la patria. Dios nos ha salvado, monseñor.
(Ahora, entre nos, escúcheme. Usted tiene razón. Permítame su atención. Le haré un repaso histórico. Policarpo Bonilla, provocó dos revoluciones y un golpe de Estado. Juan Ángel Arias, nos embrocó en dos revueltas armadas, con miles de muertos, muchos de ellos, sin identificar siquiera. Y, por los que nadie soltó una lagrima. Manuel Bonilla, hizo tres guerras dolorosas. Tiburcio Carías Andino, fue el que más guerras libró. Gobernó arbitrariamente durante 12 años; y animó el rompimiento del orden constitucional en 1954. Osvaldo López Arellano, dio dos golpes en contra del Estado, animó y perdió la guerra en contra de El Salvador, convirtiéndose en el primer presidente sobornado de la historia, por un empresario extranjero. Manuel Zelaya, se levantó en contra de la Constitución con la bandera de la cuarta urna. Es el único que ha sido declarado, de palabra, “traidor a la patria”. Mucho más JOH, que violó la constitución de 1982 y se reeligió ilegalmente. Condenado en Nueva York. Todos han robado, levantando fortunas por el uso irregular de recursos públicos. Otros, son cómplices. Los mas conocidos, han sido Arturo Corrales y Carlos Flores. El primero usó la Democracia Cristiana. El segundo, todavía manosea al Partido Liberal. Por ello, buscando evitar la participación del pueblo, controlan los mecanismos electorales, engañándonos con sus mentiras, con enorme éxito, escondiendo que la mayoría de los políticos, son traidores a la patria. Pero como expertos en el engaño, han convencido al pueblo, haciéndole creer que son salvadores que garantizan el futuro. Han recibido el título de beneméritos de la patria convenciéndonos, que Honduras es actualmente una nación opulenta. Para convencernos cuentan con la complicidad de maestros que han vuelto dóciles a sus alumnos para que obedezcan a los traidores. Con periodistas y algunos sacerdotes y pastores han pecado. Son tanto los traidores que no se les puede olvidar por más que queramos).
(Pero no solo los políticos han traicionado a Honduras y afectado a los hondureños. Lo han hecho desde el sector privado, empresarios capitalistas que han usado al gobierno para que sirva como tapadera de sus deslealtades. Los más destacados traidores de la patria en los últimos tiempos son los “cachiros”, Hernández y Lobo. Pero en el pasado, también han sido traidores, los López, Soto, Velásquez, Benatton, Castro y los Zelaya).
(Pero los grandes traidores a la patria, somos todos los que, por acción u omisión, hemos encumbrado a los traidores al altar de la Patria, en donde en vez de servir, lo han usado para proteger sus intereses. La única excusa es que, al pueblo, se le ha negado la oportunidad de la verdad, amarrándole al potro de la indolencia; impidiéndole que incluso intervenga en la discusión y acción de defensa de sus propios intereses. Nos han hecho creer que los mas pobres son los más favorecidos, cuando son usados para ganar elecciones, aplaudir las acciones ilegales; y, condonar con su silenció las acciones de los más irresponsables en contra de Honduras. Ahora, precisamente los políticos menos comprometidos con el futuro del país, han pactado la distribución de las autoridades de los organismos electorales, para burlar la voluntad popular y garantizar irregularmente la continuación del PLR en el poder, con elecciones amañadas. Y para demostrar que no hay traidores, porque ellos, más bien, son los dueños de Honduras. Y usted, no lo sabe. Por eso, nos reclama).
