AQUELLOS CAMBIOS TRASCENDENTES

MA
/
15 de mayo de 2024
/
12:25 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
AQUELLOS CAMBIOS TRASCENDENTES

PASEANDO a Winston, andábamos, en horas de la mañana, cuando cae un mensaje. “Acaba de decir Julieta que hubo abuso suyo al nombrar al primer jefe del Estado Mayor Conjunto”. “¿Dónde? –preguntamos– Winston nada me dijo”; pero como el foro ya había avanzado bastante, enviamos mensaje al director, con información correcta, que no leyeron hasta segundos antes de despedir el programa. El texto de los mensajes: “No escuchamos exactamente que dijo Julieta, pero si dijo que fue abuso el nombramiento del primer Estado Mayor Conjunto, ya cuando estaban aprobadas las reformas constitucionales que impulsamos, para hacer desaparecer la jefatura de las Fuerzas Armadas, está en un error y no tiene claros sus conceptos jurídicos”.

Sin embargo –de boca del amigo, también integrante de la Comisión de la Verdad, quien nos puso al tanto de lo dicho– supimos de otro enredo en la información de la estimada exrectora. Este fue el segundo mensaje: “Además, otra confusión de la exrectora”. “Las reformas constitucionales que abolieron la jefatura de las Fuerzas Armadas, y en su lugar crearon un nuevo Estado Mayor Conjunto de nombramiento del presidente de la República, no fue en la gestión de Reina –como ella mal entiende y repitió al finalizar el programa– sino por iniciativa nuestra. Se introdujeron como iniciativa del Ejecutivo al Congreso y se aprobaron durante nuestra gestión presidencial”. “Por ello fue que me tocó hacer el nombramiento del primer EMC, ya en el marco de la reforma constitucional vigente. Fue esa decisión que puso a prueba la subordinación del poder militar bajo la égida del poder civil”. Algo que más bien debería aplaudirse, en vez de criticar, y peor con información equivocada”. “Pero bien, ello solo es muestra de la desinformación que se propaga que nadie corrige, para apropiada orientación de la opinión pública que, dicho sea de paso, nos sirve de tema para el editorial”. Continuamos con la historia. En efecto. en la vieja ley de las FF. AA. existía un EMC, pero sometido a la Jefatura de las FF. AA., cuyo jefe era nombrado por el Congreso Nacional. La reforma constitucional hizo desaparecer el cuestionado cargo y creó, con facultades distintas, un nuevo Estado Mayor Conjunto, de exclusivo nombramiento del presidente constitucional. Debido a ciertos movimientos entre los uniformados, encaminados a obtener los votos de los comandantes, al jefe del Ejército, para la nominación del próximo jefe del EMC, convocamos a los jefes militares al despacho. En un inicio quisieron enviar una comisión –ad referéndum– lo que motivó la contraorden que se presentaran, de inmediato, todos los que estaban reunidos en el cuartel general. Instruimos que trajeran el helicóptero al helipuerto contiguo a la casa de gobierno, listo para despegar, de ser necesario a una de las bases militares de oficiales leales, desde donde disponíamos comunicar las sustituciones –tanto de la cúpula castrense, como en los batallones– por la radio, de ser necesario.

Al rato –exceptuando el jefe del Ejército–llegaron todos. Los impusimos de la decisión de nombrar el nuevo EMC solicitando, con el debido respeto, sus renuncias. El jefe, en aquel entonces, dijo que no renunciaba –empero todos los demás integrantes manifestaron que se sometían a la Constitución e interponían sus renuncias– advirtiendo que la ley leía “que el jefe del Estado Mayor Conjunto debía ser un miembro del actual EMC”. Por supuesto, respondimos. Llamamos al ministro de Gobernación –abogado Flores Valeriano– con quien firmamos en su presencia el acuerdo ejecutivo aceptando la renuncia de uno de los miembros, designando en su lugar al que sería el próximo jefe del EMC. ¿Satisfecho? –preguntamos al reacio jefe militar– ya el coronel LC es integrante del EMC; al tiempo que solicitamos al ministro elaborar de inmediato el otro acuerdo, nombrando al nuevo jefe del EMC. Como a las 11:30 de la mañana –ya a la luz de hechos consumados– llegó al despacho el jefe del Ejército, a quien se le impuso de las decisiones tomadas. (Ni parecido a lo dicho por Julieta en el foro: “Ascendió en un día, a las 9 de la mañana en un cargo y en la tarde en otro, al que él quería que fuera jefe de la Fuerzas Armadas: y ese es abuso…”. Dios Santo, ¿de qué enrevesada información dispone?, si ya entonces no había jefe de las Fuerzas Armadas, virtud de la reforma constitucional). (Ese episodio –entra el Sisimite– de la vida normativa del país, donde la Constitución prevalece y los militares se subordinan a ella, y a la plena autoridad de la presidencia de la República, se narra en el libro “Los Idus de Marzo”, que gente dizque versada en asuntos políticos debiese leer, en ánimo de no rociar la opinión pública –tirando batazos al aire– con la desordenada desinformación que manejan. -Allí también –agrega Winston– hay varios capítulos dedicados, con lujo de detalles, a las reformas constitucionales que permitieron la realización, bajo el más estricto apego de legalidad, de aquellos cambios trascendentes. A esos sí puede atribuírseles el adjetivo de históricos).

Más de Editorial
Lo Más Visto