El humanismo cristiano, sí es posible

Me motiva a escribir estas líneas la interesante entrevista que el pastor Alberto Solórzano concedió a la periodista Mayra Navarro, publicada por LA TRIBUNA en su suplemento Día 7, el 19 de este mes de febrero.

El entrevistado describe un humanismo demagógico y superficial, que de establecerse como modelo, entraría ciertamente en contradicción tanto con lo que ha propuesto el gobierno, como con los fundamentos del cristianismo.  Pero de tal posibilidad no se deriva una contradicción intrínseca entre cristianismo y humanismo. Por el contrario, de lo que se trata es de desarrollar un humanismo iluminado por el evangelio, lo que no sólo es posible, sino necesario, y coherente con la doctrina cristiana, pues de otro modo nos quedaríamos con un cristianismo de fe personal y celebración comunitaria, que no transforma al ser humano.

Se asegura, además, que el cristianismo no está para defender los derechos humanos, pese a sostener que esta defensa no se opone a la fe cristiana. Siento que esto es, cuando menos, confuso. Por mi parte declaro que mi fe cristiana me obliga a la defensa de tales derechos y que, esta fe le da mayor sustentación a la dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios.  Por ello me identifico con el planteamiento de la Conferencia Episcopal de Honduras, que pide que todos optemos por la vida, la convivencia y la solidaridad.

Mientras tanto le aseguro al reverendo pastor Solórzano que no es mi interés sostener ninguna discusión académica, aunque sí presentar mi punto de vista frente al suyo, por lo que debemos más bien orar el uno por el otro, por el gobierno y por los cristianos, para que, cumpliendo la voluntad de Dios, hagamos lo que corresponde a cada quien, a fin de que este pueblo entre en caminos de mayor espiritualidad, justicia y desarrollo.

Carlos E. Echeverría
 
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