El que manda no…

Que le hayan quitado la responsabilidad de la administración del Hospital Escuela, al Ministerio de Sanidad, ha dejado evidenciada la incapacidad administrativa del ministro del ramo doctor Tuki Bendaña. A criterio de muchos, la decisión del ciudadano Presidente de la República don Porfirio Lobo Sosa de traspasarle esa responsabilidad a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) fue acertada, pero no completa por no haberle pedido la renuncia al doctor Bendaña, ya que su actuar ha sido totalmente deficiente y daniño, no solo para ese Hospital, sino para todos los hospitales y dispensarios del país. Si en este momento las autoridades recién nombradas por la UNAH hicieran una inspección en los hospitales y dispensarios de todo el país, se darían cuenta que el desastre que han encontrado en el Hospital Escuela, no es nada comparado con los otros hospitales y no digamos con los dispensarios, estos adolecen hasta de médicos y no digamos de medicinas, por eso es que el Hospital Escuela ya resulta insuficiente para atender a tanto enfermo, pues estos vienen de todos los departamentos del país en solicitud de tratamiento para sus enfermedades, porque allá en sus lugares de origen, los remedos de hospitales tienen pocos médicos generales y casi ninguno de especialidades. En cuanto a las medicinas nunca hay, generalmente lo que hacen es darles las recetas a los pacientes para que las compren con su propio dinero. Este panorama sombrío, se viene observando desde hace muchos años y todo porque los ministros que nombran los gobernantes, no tienen ni idea de lo que es administrar un centro hospitalario, como es el caso del doctor Bendaña. Es posible que él sea un buen médico, pero como administrador de hospitales ha quedado demostrado que ha andado más perdido que una gallina ciega, ya que en ese Hospital ha habido de todo, desde robo de medicinas, grandes negocios en la compra de insumos que se utilizan en ese centro, etc., en este momento las autoridades nombradas por la UNAH tienen que hacer milagros para evitar el colapso total del hospital, están endeudados hasta la coronilla y estas autoridades sospechan que de repente los productos de esas deudas, no han entrado a formar parte del inventario de ese centro hospitalario. En cuanto a la disciplina del personal, esta brilla por su ausencia, allí todo mundo hace lo que le da la gana y no solo me refiero al personal de servicio: como aseadoras, porteros, vigilantes, camilleros, etc., sino también médicos y enfermeras ¿y por qué sucede esto? porque la cabeza principal que es el ministro, carece de autoridad y de don de mando. Es tal el descalabro dentro de ese hospital, que el sindicato se mete abiertamente en asuntos estrictamente administrativos. Se sobreentiende que las nuevas autoridades lo van a meter en cintura, igual que lo hicieron con el sindicato de la Universidad, así sea. Ojalá que todos los hospitales públicos sean intervenidos, en igual forma, pero antes que nada, debe cambiarse el ministro y los directores de los hospitales que salgan con las mismas o peores irregularidades encontradas en el Hospital Escuela. Todo el pueblo cree que ya es tiempo que el Presidente de la República don Pepe Lobo, se deshaga de aquellos funcionarios públicos que le están desprestigiando su gobierno. La ambivalencia es dañina sobretodo cuando viene de una persona que dirige los destinos de una nación, EL QUE MANDA NO SUPLICA Y SI SE EQUIVOCA, VUELVE A MANDAR.

René Durón Escoto
Comayagua, Comayagua