¿Fidel, responsable de la desgracia de Venezuela?

Por Oscar Antonio Oyuela

oscar-antonio-oyuela2El chavismo sin Chávez está en crisis. Maduro no es Chávez, carece del liderazgo y la capacidad comunicativa de aquel. Al no haber chavismo falla el soñado proyecto político de Fidel Castro de la década de los 60. Chávez se acercó a Fidel para orientar mejor su revolución bolivariana, pero terminó convirtiéndose en peón de la estrategia continental de los castros, tal como señala Héctor Pérez Marcaso,  autor  de un libro,  sobre el “Proceso Político Venezolano”.  El soñador e iracundo bolivariano, según este autor “además de ignaro, fue maleable, arcilla entre las manos de Fidel”. Al morir en La Habana Chávez, casi de inmediato fue reemplazado por otro incondicional de los castros. En los círculos políticos se comenta que  “nunca con Chávez los cubanos tuvieron tanto poder como lo tienen ahorita”. ¿Por qué?, porque Maduro, desde que era dirigente sindical de los choferes de Caracas recibió especial entrenamiento en la Escuela Superior de Partidos para integrarlo al proyecto de los castros en el continente. El exagente analista que se identifica como “Hermano”, asegura que Maduro era ampliamente conocido en las fuerzas armadas y en la inteligencia cubana. Esta es la razón para que los castros hayan tenido más confianza en Maduro que en Chávez: “Lo conocen más en Cuba que en Venezuela”. En el todavía descontaminado alto mando militar venezolano, Maduro no es confiable.

Se asegura en los medios periodísticos que el hermano de Hugo Chávez, Adán, exembajador en Cuba, es apoyado desde La Habana para sustituir al vicepresidente Jorge Alberto Arreaza, yerno del difunto Chávez. Maduro y Adán serían el complemento perfecto para futuros planes de Cuba, si logra el régimen venezolano estabilizarse política y económicamente como lo está intentando hacer con las reuniones que sostiene con la oposición, la Iglesia Católica y UNASUR. Adán fue uno de los primeros que influyó en la formación ideológica de su hermano Hugo. Adán (¿enfermo de próstata también?) es un ilustrado de la izquierda dura. Fue profesor en la Universidad de Los Andes, miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y perteneció al proscrito Partido de la Revolución Venezolana en la década de los 70. Además de su hermano Adán, Hugo fue influenciado por el sociólogo  alemán que vive en México, Heinz Dietrich Steffan, el primero en utilizar el término de Socialismo XXI en el 2005, hoy crítico del chavismo. Asimiló las enseñanzas del extinto exmontonero antijudío, Norberto Ceresole, sociólogo y politólogo argentino peronista hasta la médula. Fue asesor de Chávez en la campaña que lo llevó al poder en 1999. En Venezuela le llamaban: “El Rasputín de Chávez”.

En el recién “Diálogo por la Paz” (o tácticas dilatorias de Maduro) entre el gobierno y la oposición venezolana, los participantes de la Mesa de Unidad Democrática no se refirieron a la condena pública de los estudiantes contra la presencia de cubanos en instituciones importantes en la vida nacional, incluyendo en las propias Fuerzas Armadas donde reconocen el liderazgo de Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, quien, según el analista venezolano Manuel Valaver, Cabello está interesado en boicotear cualquier acuerdo de paz.

Algunos se preguntan si estará creando condiciones para un eventual golpe de Estado militar y después, convocar a una Asamblea Nacional Constituyente ¿para colocar la banda presidencial a un civil?, o ¿los militares se quedarían con el mandado, como siempre?

Después de ser indultado por el gobierno de Caldera, Hugo Chávez viajó a La Habana. Fue recibido con los honores de presidente, aún cuando no había alcanzado el poder. Fidel Castro lo esperaba al pide  de la escalerilla del avión.

Como dicen los historiadores: “Fue un amor a primera vista”, pero la realidad es que el zorro de Fidel que no encontraba de dónde oxigenar su gobierno, abandonado a su suerte por la Rusia de Gorbachov, vio en Chávez una pieza clave para levantar al régimen opresor de la isla caribeña que ya estaba desahuciado. Y el cálculo político de los castros no falló. Con Chávez en el poder y ahora con Maduro sigue “cubanizando a Venezuela”.

El gobierno venezolano, como parte de su estrategia política (o la estrategia de La Habana) para debilitar el movimiento popular y estabilizar al régimen, convoca a la oposición a un diálogo sin agenda,  pactos y condiciones (no hay posibilidad de la amnistía). Pero en lugar de acallar la indignada voz del pueblo, las protestas estudiantiles suben de tono y no se descarta la posibilidad que se exija la dimisión de Maduro y la convocatoria a nuevas elecciones.

Con todo lo anterior: ¿Cuál es el destino de la rica en petróleo,  hoy empobrecida, dividida y anarquizada Venezuela? Nadie sabe con certeza. Lo que no se puede poner en duda, es que es el principio del fin del chavismo. Es asunto de leer entrelíneas lo que últimamente ha expresado el expresdiente Lula, Humalla del Perú y de Bachelet de Chile frente a los últimos acontecimientos de la ingobernable Venezuela. Así como los cambios progresivos de la política exterior de Ecuador, Argentina y de la propia Cuba que con “su mano izquierda sigue atada a Venezuela y con la mano derecha agarrada con las uñas a la economía más poderosa del continente, Brasil”. El chavismo-madurismo-castro comunismo, está pasando a la historia como horrendo episodio de muerte, dolor y llanto de millones de familias venezolanas. ¿Por fin, volverán a funcionar la OEA y la ONU con la Carta  Democrática Interamericana?