Los miles de crímenes que se cometen en el país, prácticamente quedan en el olvido, archivados en los escritorios de los agentes de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC). A los casos no se les da el respectivo seguimiento debido a numerosas limitantes, entre estas, la prueba balística.

Las balas están compuestas por la ojiva y el casquillo; al dispararse queda una huella única que luego puede ser cotejada en el laboratorio permite identificar al sospechoso.
Los agentes asignados a la Sección de Inspecciones Oculares se han convertido, en los últimos años, en simples recolectores de evidencias, ya que una vez recogidas de la escena del crimen, estas, en su mayoría, no son procesadas.
En la actualidad, y en casi todos los países del mundo, las policías de investigación se auxilian de las pruebas científicas como las de huellas dactilares, de zapatos, cabello, sangre, y hasta la de balística, que es una de las más importantes para resolver un homicidio.
Mediante consultas a investigadores de homicidios, médicos forenses y policías, LA TRIBUNA pudo confirmar que en la actualidad no se termina el proceso de cotejar la bala disparada con el arma sospechosa, por la falta coordinación y apoyo logístico, tanto del Ministerio Público (MP) como de la DNIC.
REGISTRO BALÍSTICO
El experto en criminología, Francisco Maradiaga, apuntó que la mayoría de los crímenes que suceden en el país se cometen con armas de fuego, por lo general no registradas.
“En la actualidad, hay una veda donde cualquier persona puede llevar al registro balístico su arma para ser disparada y almacenar estos datos en el sistema de cómputo, sin embargo, aquellos que tienen antecedentes penales y que quieren cometer delitos no la llevan”.
“Los casquillos y balas son de gran importancia para resolver un crimen; el investigador, mediante esta prueba, puede determinar cuáles son las armas que están matando personas en el país”.

En el país, cada 93 minutos es ultimado un hondureño con un arma de fuego, por lo general no registrada.
Maradiaga explicó que el Sistema Integrado de Identificación Balística (IBIS), que lo tiene el MP y la DNIC, es utilizado para la adquisición de muestras de las balas y los casquillos de las personas que van a registrar un arma de fuego.
“Se ingresan las muestras individuales de estas evidencias que se encuentran en una escena del crimen, en la morgue y en los hospitales; y hasta las de aquellos “gatillos alegres” que acostumbran a disparar; se ingresan al registro y sale rápido a quién pertenece el arma”, señaló Maradiaga.
15 MUERTES DIARIAS
El especialista agregó que la falencia en la actualidad es que el MP y la DNIC tienen almacenadas estas muestras, y los trámites, por engorrosos, se han estancado. Además, no se coordinan acciones entre los investigadores y fiscales, y hace falta un software que es costoso.
“Cuando se acude a una escena del crimen, el investigador, mediante las pericias, está en la obligación de encontrar testigos y sospechosos para proceder al decomiso de armas mediante operativos, y luego compararlas con el archivo que tendría que estar y obtener los resultados de quién es el arma”.
“En el mes de enero, y hacíamos turno; se estaba registrando unas 15 personas que perdían la vida por ejecución por medio de armas de fuego, por lo tanto, este tipo de pruebas son muy importantes y así unificar criterios para resolver muchos casos por identificación balística”, indicó.
UN PAÍS DE LUTO

En el nuevo edificio de Medicina Forense se encuentra el equipo de identificación balística, pero no se concluyen los exámenes de laboratorio por falta de un servidor (software).
Los registros manejados por el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) indican que cada hora y media muere un hondureño víctima de las armas de fuego que proliferan en el país.
Las armas de fuego se han convertido, en los últimos años, en instrumentos de muerte que tiñen de rojo el territorio nacional y a diario dejan luto y dolor en decenas de familias hondureñas.
La mayor parte de las muertes violentas que ocurre en Honduras es causada por armas como la AK-47, rifles de asalto, ametralladoras, pistolas, revólver, machetes y puñales.
Entre los años 2010 y 2013, en Honduras se reportó la muerte violenta de 27,272 personas, de la cuales 22,816 fueron víctimas de las armas de fuego, es decir, que más de 20 mil criminales armados andan libres en el país, por falta del equipo necesario para efectuar una investigación completa.
En 2010, se contabilizaron 5,201 personas víctimas de las armas de fuego; un año después, la cifra ascendió a 6,009 casos. En 2012, se registraron 5,980 víctimas y se cerró el 2013 con 5,626 personas que perdieron la vida bajo esa modalidad.
LEY DE PORTACIÓN
En Honduras, los mecanismos para el control de armas y desarme están contemplados en el decreto No. 30-2000, publicado en La Gaceta Número 29,236 del 29 de julio de 2000, que contiene la Ley de Control de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Otros Similares.
Ley de Portación de Armas autoriza que cada ciudadano tenga en su poder hasta cinco armas de fuego comerciales, lo que unido a la gran cantidad de armas ilegales que circulan en el país constituyen unas de las principales causas de la violencia en Honduras.

Francisco Maradiaga
Según el Conadeh, para el control efectivo de las armas, la Secretaría de Seguridad tiene la atribución de organizar el Registro Nacional de Armas, en el cual deberían estar depositadas las evidencias balísticas de todas las armas que circulan en el país.
Es responsabilidad de la Policía de Investigación Criminal el manejo de dicho registro, correspondiendo a la Policía Preventiva lo relativo a la tenencia y portación.
La mayor parte de los decesos sangrientos que ocurren en Honduras no son causados por armas como: tanques, artillería y aviones de guerra, sino por armas como la AK-47, rifle de asalto, ametralladora, pistola, revólver, machete y puñal.
Los registros estadísticos identifican las armas de fuego como el principal instrumento de muerte en el país, que solo en los últimos cuatro años dejó como saldo un promedio de 16 víctimas diarias.