EN EL REPECHAJE

arquero3SOBRE las reñidas elecciones en Colombia, donde otro presidente se reelige, pese a su sorpresivo revés en la primera vuelta, hemos querido recoger juicios sobre este interesante proceso del subibaja. En los recientes procesos electorales, en El Salvador gana el oficialismo. En Panamá gana la oposición e igual sucede en Costa Rica. En Venezuela, las dos esposas de los alcaldes destituidos por el régimen autoritario, se postulan a ocupar la silla de sus maridos y ganan las elecciones con números impresionantes. Así que echemos un vistazo a lo sucedido en Colombia. Las alianzas. Los contradictores de Santos se unieron para apoyarlo. El mandatario optó por un discurso de paz, enfatizando sobre las negociaciones con la guerrilla, sugiriendo que el candidato opositor quería la guerra. Así logró adhesiones importantes de la izquierda, sobre todo en Bogotá, la capital, que ya ratos viene siendo gobernada por la ñurda. Pero también fue respaldado por lo granado del empresariado. Contó con grupos conservadores influenciados por el expresidente Belisario Betancur. (Como que los exmandatarios optaron por echarle la vaca a Uribe).

El candidato opositor tuvo el fuerte endoso de Uribe. Desfavorecido por las encuestas, da la sorpresa ganando la primera vuelta. Su ascenso fue gradual gracias a un trabajo persistente. Desde tempranas horas de la mañana, sin parar, honraba los múltiples compromisos de una apretada agenda. Era desconocido. El conocido era su padrino. La campaña se convirtió en una fuerte competencia entre Uribe y Santos, el antiguo ministro de Defensa de su gobierno con quien, ya en el solio presidencial, se distanciaron. El fracaso en la primera vuelta urgió de un replanteamiento. César Gaviria, otro exgobernante, se sumó como coordinador de la campaña de reelección. Desde su primera comparecencia los ataques los enfiló contra Uribe. Una estrategia, quizás, para separar a Santos del contacto cuerpo a cuerpo que le había hecho daño a lo largo de la primera ronda.

Los colombianos, en términos generales, son respetuosos de sus instituciones. Permiten el intercambio pero esperan cierto grado de tolerancia entre los rivales que se disputan el poder. El candidato opositor, calzaba perfectamente el molde, con un carácter reprimido. Hasta allí a pulso se había ganado la confianza del electorado. Su personalidad discreta, pausada, inteligente, atrajo a muchos colombianos. A lo largo del primer encuentro, Uribe y el equipo de campaña se encargaba de enfrentar directamente a Santos, permitiendo a Zuluaga mantener la compostura y el respeto a la figura presidencial. Las cosas cambiaron en los meses de repechaje. Algo alteró los nervios de la oposición. En un debate televisivo el candidato opositor perdió los estribos. En una parte del intercambio Zuluaga le dijo a Santos “con usted no se puede ser respetuoso”. Continuó con ese tono de agresividad. No podríamos asegurar cuánto aquello influyó sobre los electores. Solo que, pretextando estar afónico, canceló su siguiente comparecencia. Así que resumiendo. ¿Qué inclinó la balanza? Las alianzas, la percepción de un frente amplio por la paz y los irrespetos. Ah, y el triunfo de la selección colombiana frente a Grecia.