Pagué $10 mil a “coyote” para que trajera a mis dos hijos

Tania Jiménez, originaria de Villa Nueva, Cortés, es madre de tres hijos, quien trabaja aseando residencias en Miami, Florida y pagó 10 mil dólares a un “coyote” (traficante de personas) para reencontrarse con dos de sus hijos ya que el más pequeño de dos años nació en Estados Unidos.

Muchos hondureños hacen lo imposible con tal de ver de nuevo a sus hijos.
Muchos hondureños hacen lo imposible con tal de ver de nuevo a sus hijos.

“Desde hace seis años no veo a mis dos hijos, el varón tiene 13 años y la niña seis, ambos venían acompañados por una tía que también viajó con su hijo de cinco años pero estos últimos están aquí tranquilos porque la migra los soltó supuestamente porque venían juntos madre e hijo y estoy alegre por ellos.

“Pero yo estoy desesperada porque el sábado pasado me llamaron del personal de migración de Florida que tenían a mis dos hijos, pero que me iban a volver a llamar para decirme a qué albergue los iban a trasladar y hasta el momento no sé dónde es que están exactamente”, dijo con voz entrecortada a LA TRIBUNA.

“Mis niños salieron de Honduras el martes de la semana pasada y ya tienen nueve días de estar solos, el sábado que pude hablar con ellos me dijeron que estaban aguantando frío, que el lugar en donde los tenían era muy helado y que solo les daban de comer manzanas, sándwich y jugos.

Además, que no los maltrataban y que durante el camino el “coyote” los pasaba a otros guías y perdieron la cuenta de cuántos eran al cruzar por México.

QUIERO TENERLOS CONMIGO

“Lo único que anhelo en estos momentos es tenerlos conmigo y obtener información concreta de dónde están, más bien estoy preocupada porque de migración iban a ser trasladados a un albergue y no sé nada”.

“Yo me fui de Honduras hace seis años debido a la situación de pobreza y violencia que azota al país, además de la falta de empleo y cuando se consigue es muy mal pagado.

En ese sentido, quise poner un negocio propio y pequeño en Villa Nueva, Cortés, saqué un prestamito pero los delincuentes y extorsionadores no me dejaron trabajar porque al mes ya me estaban pidiendo el famoso impuesto de guerra. Es una grosería lo que hacen con las personas humildes que deseamos ganarnos nuestros lempiras, por eso decidimos mejor arriesgarnos atravesando muchas adversidades con tal de lograr el sueño americano”.

“Aquí en los EE UU hay más seguridad y uno no camina con miedo de que lo van a asaltar o apuñalar por robarle la cartera, no gano el montón pero sí para mantenerme y poder enviar remesas a mis hijos pero igual quise traerlos conmigo para que puedan estudiar y tener un mejor futuro pero mi sueño ya fue truncado”, lamentó. (YLM)