United Fruit Co. (UFCO) engulle a la Cuyamel

Rich Cohen
(Traducción de Ramón R. Izaguirre)

En los años 1920s comienza la llamada “Guerra del banano” en Honduras entre dos grandes compañías norteamericanas. Zemurray tenía 49 años y era el dueño de la Cuyamel Co. y Víctor Cutter, Presidente de UFCO desde 1924, con 43 años. Desde un tiempo atrás ambas compañías se encontraban ubicadas en bancos opuestos del Río Motagua en la frontera Honduras-Guatemala. La tierra en ambos lados del río era muy fértil e ideal para el cultivo del banano y localizada dentro de un valle muy bonito.

Sede de la Compañía frutera, en Estados Unidos.
Sede de la Compañía frutera, en Estados Unidos.

La United Fruit ocupaba el banco Norte del río y la Cuyamel el banco Sur. Todo estaba bien hasta que la zona que dividía ambas  compañías se puso al rojo vivo porque ambas querían apoderarse de unas acres de terreno todavía inhóspitas del valle. Esta tensión llegó a tal grado que era una lucha directa entre las dos bananeras y el conflicto creció en tales proporciones que arrastró a Honduras y Guatemala a movilizar tropas a sus fronteras. Así que una batalla entre dos corporaciones americanas, amenazaba con convertirse en un conflicto regional.

Zemurray, en este enfrentamiento hacía avances  hacia el Norte hacia los dominios de UFCO y daba a entender que luchaba no solo por sus intereses sino por los de Honduras, al reclamar tierra tomada por Guatemala; de la misma manera parecía que UFCO  hacía lo mismo con los intereses de Guatemala en su empuje hacia el Sur.

Hay que recordar que Manuel Bonilla al regresar al poder en 1912 le había otorgado a Samuel Zemurray entre otras cosas 24,700 acres de tierra donde fuera, para ser reclamadas en el futuro. En 1915 Sam hizo efectiva ese reclamo en un gran pedazo de tierra a las orillas del Río Motagua, sobrando 5000 acres que UFCO consideraba como línea de separación, o zona neutral entre las dos compañías. La rivalidad entre compañías iba escalando más y más con el tiempo; en un principio este enfrentamiento parecía una broma ya que cada compañía medía a la otra con acciones no muy caballerescas. Gente de UFCO cruzaba el río en la noche para  hacer daños a la Cuyamel, como cortar tuberías de agua, remover rieles del ferrocarril, volcar vehículos, etc. y lo mismo hacia Zemurray como represalia.

Vista desde afuera esta guerra era insondable. Sam había escogido un enemigo superior en tamaño y recursos y estas tierras en litigio no eran decisivas para aumentar en grande su riqueza. La pregunta era ¿por qué lo hacía?, ¿qué lo impulsaba? ¿Y por qué no negociar? Para entender esto  hay que entender la personalidad de Zemurray -personalidad y estilo son los grandes factores que se desconocen en su historia. Fortaleza, carisma, astucia, poder-  sus características definidas que son imposibles de apreciar en las fotos o artículos sobre él, atributos que lo hacían misterioso y desconocido. Para gente que lo conoció, como Frank Brogran, su motivación era clara: solo quería ganar y no importaba lo que costara.

Aquí estaba un hombre que todo lo había logrado  por esfuerzo propio, que lo había hecho antes y creía que lo podía hacer de nuevo, estaba lleno de una confianza peligrosa y de una aura que si alguien iba a pelear contra él, debería acabarlo completamente porque de lo contrario continuaría luchando, era de las personas que no decían mucho porque consideraban una debilidad hablar mucho y las guerras no se ganaban moviendo la boca, según él.

Para 1917 el conflicto se centraba en ese pedazo de tierra de 5000 acres en el banco Norte del Río Motagua que ambas compañías codiciaban. United Fruit descubrió el problema primero. Esta tierra que estaba en un territorio en litigio reclamado por Guatemala y Honduras; además tenía dos dueños aparentemente legales. Supuestamente uno de los dueños era una señora viuda, residente en Guatemala, que al morir su esposo un terrateniente y ganadero, dentro de los varios títulos de propiedades estaban incluidas estas disputadas 5000 acres. Ella no conocía la tierra y no le importaban mucho pero aquí había un título y llega en todas sus manifestaciones. El segundo dueño era un especulador residente en Tegucigalpa para quien esta tierra solo era una oportunidad de hacer dinero que con el crecimiento del cultivo del banano en ese sector podría lograr un buen retorno.

Cuando este embrollo de títulos salió a la luz, United  Fruit hizo lo que las grandes corporaciones burocráticas y poderosas deciden: Contratar firmas de abogados e investigadores para averiguar quién era el verdadero dueño.

En cambio Zemurray se reunió por separado con cada dueño y simplemente les compró la tierra a ambos. Compró la tierra dos veces- si pagó un poco más, pero si se toma en cuenta el costo de abogados, el tiempo para investigar, probablemente gastó menos que la United Fruit y además se llevó el deseado premio.

Víctor Cutter, el Presidente de UFCO, estaba furioso por esa humillación y para él Cuyamel había incumplido con todo ya que ese territorio siempre se había considerado como de su compañía. Al comprarlo Zemurray había cruzado la línea que supuestamente ambos debían respetar.

¿Respeto?
¡Qué palabra tan tonta!

Zemurray ya estaba en Honduras antes que UFCO llegara, quien previamente cultivaba sus bananos en Costa Rica, Guatemala y Jamaica y solo vino a Honduras hasta que Sam había demostrado que era una tierra inmensamente productiva.

UFCO no estaba dispuesta dejar que Sam explotar al a nueva plantación y trataría de enviarlo de nuevo al otro lado del río. Cuando Zemurray envió a sus trabajadores para limpiar, plantar y construir viviendas en la nueva adquisición, UFCO se quejó ante el Gobierno de Guatemala de violación de la frontera  internacional ya que Cuyamel era una compañía hondureña y el territorio era reclamado por Guatemala.

Una investigación y remisión a la corte internacional fue el resultado final donde los dos países emitían declaraciones beligerantes. Los Estados Unidos temían un conflicto armado en el istmo y el Depto. de Estado pidió a ambos presidentes de las bananeras que calmaran sus rivalidades.

Sam no perdió tiempo y continuo sembrando y cultivando en su nueva adquisición. Cuando Cuyamel pidió  autorización para construir un puente en el Río Motagua para traer sus bananos hasta Puerto Cortes al Gobierno de Tiburcio Carias, le fue denegado. Evidentemente Carias favoreció a UFCO con quienes tenía una relación muy cercana.

En respuesta a esta negativa Sam empezó a adquirir armas y municiones para los revolucionarios liberales que se encontraban enmontañados en Honduras. Para él siempre había una  opción: si el líder lo tiene comprado alguien, entonces hay que cambiar el líder. Hasta el Departamento de Estado llegaron noticias del contrabando de armas para Honduras ya que un barco de la Cuyamel fue capturado en  Nueva York cargado de armas y municiones y otro en Nueva Orleans. Cuyamel fue llevada a la corte de Nueva Orleans acusada de violar el Acta de Neutralidad pero fue defendida por Joseph Montgomery quien en años anteriores como Fiscal había procesado la Cuyamel. Otra táctica de Sam, cuando se encuentra un enemigo formidable hay que darle vuelta a nuestro favor y eso le pasó a Montgomery.

Cuando  Zemurray se convenció que no iba a obtener permio para construir su puente, hizo lo que estaba acostumbrado a hacer, decidió construir uno inflable que se podía montar y desmontar en tres horas. Cuando UFCO se quejó ante el Gobierno de Honduras que Cuyamel había construido un puente sin permiso. Sam contestó que ese no era un puente sino un montón de muelles pequeños.

Para 1928 lo que había comenzado como una rivalidad entre lados corporaciones, se había convertido en un conflicto serio, con soldados en la frontera y barcos en las costas de ambos países. La región estaba a punto de estallar.

En el último momento los diplomáticos tomaron acción. Lo que hubiera sido normal es que la Liga de naciones hubiera llamado a los Presidentes de Guatemala y Honduras a Viena o Yalta para buscarle solución al asunto. Pero en este caso fueron funcionarios del Departamento de Estado que llamaron a Washington a ambos jefes de las compañías. Esta guerra del banano amenazaba los intereses de Estados Unidos, podía crear odio en el istmo y plantear peligros en la región que afectara el Canal de Panamá.

Después de varias reuniones se encontró que la única solución para terminar el pleito sería la FUSION o COMPRA, donde ambas compañías tenían que unirse para un bien general. Convertidas en una sola tendrían el 68% del mercado. ¿Y tal combinación no resultaría en una contravención de la Ley Antimonopolio? ¿Si en los años anteriores, no fue esto lo que motivó en primera instancia a Preston para vender su parte de Cuyamel?

En este caso se aseguró que no pasaría tal cosa, porque las autoridades  superiores querían que las compañías se fusionaran. Bueno, así es como opera y soluciona el gobierno cuando algo le interesa, dando bandazos entre crisis y crisis.

Una vez que el concepto fue aprobado, que donde habían dos compañías ahora solo existiría una, lo que seguía era la negociación y esta tomaría varios meses.

Sam estudiaba los números, sumaba, multiplicaba pero nunca restaba, peleaba cada clausula, le estaba poniendo precio a su compañía que era más que eso. Veinte años en la jungla, días a lomo de mula, en fin era su cuerpo y su alma. Cuyamel era Zemurray en forma de corporación, su personalidad manifiesta, su hogar, etc. y aquí se encontraba preparándose para vendérsela a UFCO.

¿Por qué?

Bueno estaba metido el Departamento de Estado con una presión intensa, pero él nunca le había temido al gobierno, pero ahora ya era de mediana edad y el ser exitoso le limitaba sus opciones y le hacía vulnerable, pero más que todo lo decisivo fue el  aspecto de la bolsa de valores. En Octubre cuando estaban en lo mejor de la negociación, llegó noticia del colapso de la Bolsa de Valores de Nueva York. En un momento grandes capitales de empresas de primera desaparecieron. Al principio las acciones de ambas compañías no fueron afectadas en grande pero un gran vacío de inseguridad se hacía sentir en el ambiente de las finanzas.

Además, el paso a dar no solo era por razones de orgullo sino pensando también en sus trabajadores para que no fueran despedidos y ninguna de sus plantaciones cerradas, fue por eso que Zemurray  decidió al final no vender sino fusionarse y en donde su compañía Cuyamel quedaría como una división de UFCO. El trato no sería estructurado como un intercambio de acciones. El acuerdo fue aprobado por los accionistas de UFCO en Diciembre de 1929, pasados dos meses de la quiebra de la Bolsa de Valores.

Sam recibiría 300,000 acciones de UFCO, con lo que llegaba a ser el propietario mayoritario de los valores de United Fruit, con un valor monetario de más de treinta millones de dólares, que lo haría el hombre más rico de América y quien solo tres décadas atrás había llegado a Selma sin nada.

UFCO tomaría posesión de Cuyamel con bienes de 35,000 acres de cultivo en Honduras, Nicaragua y México, 15 barcos de primera y la capacidad de producir y embarcar seis millones de racimos al año.

Como parte del acuerdo, Zemurray se retiraría del negocio del banano, no trabajaría para ningún rival, ni comenzaría ninguna compañía propia frutera; además se le otorgaría un título honorario y podía atender a las sesiones de UFCO como cualquier otro accionista. UFCO seguiría bajo el mando de Víctor Cutter y su Junta de Directores en Boston.

Fue una gran noticia y con grandes encabezados en el New York Times de la fusión de estas dos corporaciones, en cambio en el reporte anual de UFCO de 1930, solo habían dos oraciones dando la misma noticia pero en ella no mencionaban a Samuel Zemurray, la Guerra del Banano ni el Departamento de Estado.

Sam regresó a Nueva  Orleans para estar con su familia, tenía 53 años.

Tomado y traducido del Libro: “The fish that ate the whale, Life and times of America´s banana King” author Rich Cohen, 2012 (Págs 111-120).