Familia no pierde esperanzas de una vida mejor

Los miembros de la familia que está viviendo en la acera de la Iglesia Evangélica El Calvario de la colonia 21 de Octubre, en Tegucigalpa, han comenzado a padecer de enfermedades en la piel debido a las picaduras de insectos.

José Manuel Moradel lee su triste historia en LA TRIBUNA, sin perder la esperanza que Dios no los desamparará.
José Manuel Moradel lee su triste historia en LA TRIBUNA, sin perder la esperanza que Dios no los desamparará.

La triste historia de este grupo familiar, integrado por tres niños y sus dos padres, fue publicada ayer por LA TRIBUNA, y ellos se han instalado en la acera de un centro religioso evangélico, donde están soportando las inclemencias del tiempo y la naturaleza.

Algunas personas se han solidarizado con estas personas, a quienes les han entregado una pequeña ayuda, aunque lo que necesitan de urgencia es estar bajo un techo para no seguir aguantando sol, agua ni frío y tampoco correr los riesgos de subsistir a la intemperie.

“La desgracia nos llegó en enero pasado después que me despidieron de la compañía de seguridad donde laboré por varios años, luego no pude seguir pagando el alquiler del cuarto y el dueño nos lo pidió”, recordó José Manuel Moradel (40).

VIVIERON EN GARAJE

La familia Moradel-González es una de las tantas en Honduras que por una u otra razón subsisten a duras penas en la pobreza extrema.
La familia Moradel-González es una de las tantas en Honduras que por una u otra razón subsisten a duras penas en la pobreza extrema.

Así, agregó que le agradece a un señor que por espacio de casi seis meses les cedió un garaje para que viviera con su familia, pero que lamentablemente el sábado les dijo que necesitaba que desalojasen el estacionamiento.

Su compañera de hogar, Jeimy Karina González (35), reiteró el llamado al Presidente Juan Orlando Hernández para que les ayude a dotarlos de un techo para poder vivir dignamente como seres humanos que son y también le pidió la solidaridad al alcalde capitalino, Nasry “Tito” Asfura.

La desdichada mujer indicó que sería feliz si le proporcionaran una “chiclera” para poder subsistir y poder ayudar a los estudios de sus hijos.

El niño mayor tiene 13 años, quien cursa el sexto grado en una escuela de la capital, señaló que desea convertirse en un profesional universitario.

A la vez, sueña con tener la oportunidad de practicar en una academia de fútbol que hay en la capital, pero de momento padece una infección en el pecho, supuestamente a causa de la picadura de un insecto que lamentablemente podría ser de una “chinche picuda”.