Si, hay que ver hacia el sur

Por Juan Ramón Martínez

JUANRA-70Si, tiene razón el Presidente Hernández, al decir que hay que volver los ojos hacia el sur. Detrás de la afirmación, hay muchas ideas o conceptos que tener presentes. Hay un núcleo y unas variables; o características, a tener presentes. Lo primero, es saber qué buscamos, qué conocemos del sur, cuáles son las oportunidades y dificultades; y qué es lo que queremos aprovechar, en función de nuestras disponibilidades. Se trata de salir del inmovilismo ante la realidad, dejar las querencias para no terminar petrificados en una sola posición. Hay que rescatar la libertad: no solo ver hacia el norte, petrificados, bajo la creencia que fuera de sus bellezas y oportunidades no hay otras opciones sobre la tierra. Para en el uso de la misma, efectuar una consideración cualitativa. Volver a ver hacia el sur, no es por simple oportunismo; deseo de distracción. O para mostrar enojo. Lo que se busca en el giro, es encontrar oportunidades útiles para el desarrollo del país, aspiración principal de JOH y de todos los que buscamos lo mejor para nuestro país. Y en esta búsqueda de lo mejor, es necesario saber qué es lo que queremos, para qué lo hacemos; y qué posibilidades tenemos de aprovecharlo.

La interpretación que ha hecho de las declaraciones de JOH el colega Rodrigo Wong Arévalo son adecuadas para precisar el concepto. Por experiencia sabemos que, hay países del sur en donde no hay nada; y en otros, las demandas son de tal dimensión, que no hay forma que el aparato productivo y político pueda responder. Por ejemplo, en Venezuela –en este momento– no hay oportunidades económicas, sino que problemas y enredos. Hay evidencias de inestabilidad monetaria e inseguridad jurídica. Y cobrar lo debido es muy complicado, de forma que se creará un problema para los inversionistas que no podrán movilizar el capital hacia Honduras; o a cualquiera otro país en donde se hagan inversiones, se compren empresas o se paguen materias primas. En cambio, hay otros países mejores y seguros: Colombia, Perú, Chile y Brasil, especialmente. Allí, si hay un régimen de seguridad jurídica, que produce la estabilidad política.

Finalmente, en la expresión hay que ver además, una disposición al giro; para no enamorarnos de la cómoda relación única. No podemos imitar a la mujer de Lot, petrificándonos, quedándonos estáticos. Es decir que, hay que desarrollar la cintura para apreciar y aprovechar al norte, en donde están las mejores oportunidades, especialmente en el caso nuestro, por la cercanía a uno de los mercados más grande del mundo. Y valorar a un Pacífico alentador que crece y crece. Y mirar a Europa y al cercano oriente. Pero no hay que hacerlo con emotividad, sino que con realismo. Motivados, por objetivos claros y por condiciones extraordinarias. Sin  perder de vista qué es lo que podemos vender para lograr una relación positiva para nuestros intereses. Porque no se trata de cambiar de collar y seguir siendo el mismo perro aguacatero, pateado por donde pasa. Por lo que, aunque no lo haya dicho JOH, necesitamos, al mismo tiempo de ver hacia el sur y hacia todos los alrededores, vernos nosotros  mismos, para preguntarnos si tenemos capacidad de hacer negocios positivos. Y si contamos con los bienes y servicios que requerimos para satisfacer las exigencias de los mercados y de los sistemas de protección que se aplicarán como exigencias inevitables a los productos que  vendamos en los países del sur. O en cualquier otra parte.

No hay que engañarnos. Los problemas no solo están en la dirección. Sino en la actitud colectiva; y en la capacidad del sistema productivo. Por ejemplo si quisiéramos vender frijoles en el sur y en el Caribe, la comunidad agrícola no tiene capacidad siquiera para cubrir la demanda nacional. Carecemos de una industria ligera que  provea de bienes que satisfagan demandas en los mercados sureños. Pero en fin, no hay que perder de vista que los logros en los nuevos países, tienen un componente ideológico y cultural que hay que evitar, para que al final quede claro que, negocios son negocios. Busquemos oportunidades en el norte, en el sur, en el oriente y en el occidente. No hay que enamorarnos o enojarnos, sino que  obtener beneficios. Evitando las trampas que nos hagan parecer  tontos.