Con suma tristeza vemos como los niños hondureños se han convertido en un problema humano para las autoridades estadounidenses, debido a que a diario llegan cientos de pequeños huyendo de la desigualdad social.
El gobierno de la República nombró a una comisión de alto nivel encabezada por la Primera Dama, Ana García de Hernández, que viajó a la nación del norte a rogar para que se queden allá unos 13 mil infantes hondureños.
Solo pensar el sacrificio de los “catrachitos” en la ruta al norte nos embarga de tristeza, ya que de todos es conocido lo sacrificado que es la travesía para poder llegar hasta el anhelado “sueño americano” donde esperan conseguir una mejor vida.
Son días y noches de desvelos, hambre, amenazas, violaciones y hasta maltrato que sufren los pequeños en una ruta donde son hijos de nadie y solo Dios les acompaña, así como la ilusión de ver a sus padres o alejarse del miedo que para ellos significa vivir en Honduras.
Debido a que ese tema no era agenda de nadie hay muchas cosas que desconocemos, ya que se desconoce cuántos menores han sido mutilados por “La Bestia” o los trenes de carga entre México y Estados Unidos, cuántos fueron víctimas de trata de personas y peor aún cuántos fueron reclutados por las organizaciones que operan en las zonas fronterizas, como Los Zetas y otros carteles del narcotráfico.
Tenemos que reconocer que no todos los niños se van huyendo de la pobreza o la violencia, sino que muchos padres que se fueron a la Unión Americana hace muchos años los mandan a traer con los “coyotes” o traficantes de ilegales, pagándoles cuantiosa sumas de dinero y estos muchas veces los dejan botados en el camino.
Nos imaginamos que entre esos 13 mil menores que están retenidos en puestos de control de la Patrulla Fronteriza y organizaciones de custodia en Estados Unidos, hay muchos que esperan que sus padres los vayan a recoger, pero su ilusión nunca podría cumplirse, ya que sus progenitores temen ser capturados y deportados con ellos.
La situación de estos menores se vuelve cada vez más compleja mientras las autoridades buscan qué camino seguir y analizan qué alternativa darles. Es tanta la impotencia que hasta han pedido a los estadounidenses que no los deporten.
Entendemos la angustia del gobierno, porque las políticas a favor de la niñez se han quedado únicamente en papeles como leyes, reglamentos y edificios, pero nada se ha visto a favor de los menores desprotegidos.
Aquí el ahora desaparecido Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia (Ihnfa), era como una hacienda pública para emplear a la burocracia, donde hay más empleados que niños atendidos, porque se llevaban más del 98 por ciento del presupuesto.
Las mismas autoridades del Ihnfa han reportado que en Honduras existen más de 500 mil niños en situación de riesgo, pero poco o nada se hace para atender la problemática y darla una esperanza a esos chiquitines.
Ahora vamos a esperar qué se logra de Estados Unidos a futuro, porque de momento se sabe que ya preparan varios vuelos con deportados, entre ellos los niños que no puedan reunificarse con sus familias por uno u otro factor.
Teófilo Rivera,
Comayagüela, Honduras, CA