La ola de inmigrantes amenaza con desbordar a Obama

Miles de centroamericanos que desde hace años residen en Estados Unidos afrontan un dilema: permitir que sus hijos se queden para siempre en sus países de origen, expuestos a la violencia de las bandas, la droga y la miseria, u ofrecerles la esperanza de una vida mejor, aunque el precio sea que, para reunirse con ellos, los menores viajen solos a EE UU en un trayecto largo, peligroso y caro.

Defensores de migrantes piden a Obama reducir las deportaciones.
Defensores de migrantes piden a Obama reducir las deportaciones.

Brenda Alonzo, guatemalteca de 38 años, se decidió por la segunda opción. Esta empleada de la limpieza en un hotel del estado de Maryland explica que hace dos años pagó 9,000 dólares a un coyote -el hombre encargado de traer a inmigrantes desde su país de origen a EE UU- para que le trajese a Biery, su hijo, de 16 años. Un año después pagó 13,000 por traer a Chirley, su hija, de 13 años.

Este es el nudo de la crisis política que enfrenta el presidente Barack Obama, desbordado por una ola de menores que llegan solos a EE UU huyendo de la violencia de sus países y con la voluntad de reunirse con sus familiares. En torno al 3% han sido repatriados a Centroamérica, según algunos cálculos.

“Yo me los traje mojados”, dice Alonzo en una café de La Union Mall, un centro comercial en Langley Park (Maryland), la zona con mayor concentración de centroamericanos en la región de Washington D.C. “Mojados” significa que cruzaron el río Grande para alcanzar EE UU. “Allá”, añade en alusión a Guatemala, “pasan cosas que no tienen que pasar. Y una sin saber nada. Allá la droga está por todos lados. Los mareros están molestando. Las niñas sufren, son violadas. Por eso me los mandé traer”.

Cada vez más centroamericanos afincados en EE UU, muchos de ellos sin residencia legal, se deciden por esta opción para unirse con los suyos. La cifra de menores no acompañados detenidos nada más cruzar la frontera entre México y el estado de Texas se ha disparado: desde octubre, las autoridades norteamericanas han registrado a más de 50,000.

La izquierda acusa a Obama de excesiva mano dura con los inmigrantes: es el presidente que más sin papeles ha deportado, unos dos millones desde que en 2009 llegó a la Casa Blanca. Y la derecha, de ser demasiado laxo e incentivar la llegada de menores con sus promesas de regularizar a los indocumentados o frenar las deportaciones. (elpais.com)