Cambios en la UNAH

Por: Armando Cerrato

armando-cerratoHabría que ser un troglodita (persona bruta, cruel o muy tosca como los primeros humanos que habitaron en las cavernas), para oponerse a cambios físicos, administrativos, académico-curriculares y psicopedagógicos en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Pero los cambios no pueden ser introducidos en forma troglodita, deben ser bien meditados y ampliamente socializados para que la sacudida paradigmática se haga con conciencia y convencimiento de la comunidad universitaria  y  en base a la realidad concreta nacional  y no una vil copia de realidades extranjeras.

En la UNAH se han producido algunos cambios físicos que la vuelven más estética, se hacen esfuerzos por una depuración administrativa y pininos en el aspecto académico-curricular y psicopedagógico, con la resistencia natural de quienes  se han estereotipado en un paradigma educativo positivista que ve al estudiante como un objeto y no como sujeto en el trabajo educativo (proceso enseñanza-aprendizaje), donde el maestro lo sabe todo, transmite conocimientos que el alumno debe memorizar en un continuo repetir de lo mismo por décadas como si la evolución de las ciencias y las artes no existiera, y la sociedad es estática.

Por la falta de socialización es que la comunidad estudiantil no comprende que es de su beneficio el pasar las materias con un índice académico  de setenta por ciento y obtener un mínimo de sesenta para mantenerse en la UNAH el tiempo necesario para en un segundo intento pasar la materia o retirarse a buscar futuro en otro sector de la vida porque lo de la academia universitaria no es para él.

Me consta que la UNAH ha hecho y seguramente hace esfuerzos por capacitar a su personal docente para los cambios académico-curriculares y psicopedagógicos, montando cursos y especializaciones con profesores visitantes de México y Cuba, pero muy pocos de los docentes inscritos ponen en función lo supuestamente aprendido que tiende a la implantación de un paradigma educativo constructivista donde el alumno pasa a ser sujeto del trabajo educativo, el conocimiento no se descubre ni se transmite sino que se construye, se abandona el memorismo  y la enseñanza escolástica porque el maestro se vuelve un guía en un proceso de investigación continua, comprensible, reflexiva, analítica y basada en la realidad concreta de la sociedad cambiante.

Por propia desidia magisterial  que lleva a muchos docentes a ser reacios al cambio y pese a que en la UNAH existe ahora un  vicerrector de asuntos estudiantiles y un defensor de los derechos de los estudiantes, a lo que aparentemente solo le interesa la figuración y el escalamiento de posiciones en la cúpula dirigente, es que aún existen maestros en todas las carreras, que creen que los exámenes que aplican a capricho y a veces sin haber enseñado lo que preguntan son indiscutibles con los alumnos a los que solo informan una nota que no puede probar y que dice dar como si fuera un regalo y algo que el alumno se ganó.

Así, hay materias en todas las carreras donde  las reprobaciones son masivas o las notas de aprobación apenas alcanzan el mínimo de pase, hasta ahora de un sesenta por ciento o lo supera en cinco a nueve puntos, negando el derecho a revisión a los alumnos, y sin devolverles la prueba escrita con la nota obtenida.

Las decisiones arbitrarias, caprichosas, soberbias y hasta selectivas y discriminatorias   en la evaluación memorística de los estudiantes, debió haber sido eliminada de raíz, antes de la imposición de los nuevos índices de paso de materias y permanencia en las aulas universitarias con límite de reprobación en el intento de pasar una materia.

Hay carreras donde por muchos años los maestros han mantenido su cátedra en base al terror académico, y hasta al chantaje de los alumnos, a los que obligan a hacerles regalos, incitaciones a comidas caras y exóticas y otras gracias para que al momento de dar la nota el profesor no se ponga troglodita del todo, y aquellos que alcanzan excelencia académica apenas obtengan una nota de 69 por ciento y los otros más abajo, y sin posibilidades de mejorarla seguramente porque el profesor lo que menos quiere es reconocer la brillantez de una nueva generación llamada quizá a sustituirle en el campo profesional y docente.

Licenciado en Periodismo