La sequía amenaza con agudizar crisis alimentaria y energética en Honduras

Tegucigalpa, 9 ago (ACAN-EFE).- Miles de familias campesinas en Honduras pueden afrontar una grave situación nutricional a causa de la sequía que atraviesa el país y que ya ha provocado racionamientos de energía eléctrica, advirtieron agricultores hondureños.

La secretaria de la Central Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC) de Honduras, Magdalena Morales, dijo a Acan-Efe que esta situación todavía no ha derivado en una crisis alimentaria, pero advirtió que de seguir así, «va a ir empeorando poco a poco debido a la falta de lluvias».

«Va a ser un hambre larga y aguda, ya que las cosechas se perdieron casi en su totalidad», indicó Morales, quien señaló que esta situación sólo se puede remediar con «políticas agrarias bien planificadas» que apoyen a los productores a asegurar la producción de alimentos.

Según organizaciones campesinas, de los más de 3 millones de hondureños que viven en la zona rural, el 80 % de los labriegos (2,4 millones) no poseen títulos de tierras y 1,3 millones de éstos padecen hambre.

«Estamos viviendo una situación muy alarmante. Nos vamos a morir de hambre porque no hay alimento en el campo», subrayó la dirigente campesina, tras exigir al Parlamento hondureño la aprobación de la Ley de Reforma Agraria con Equidad de Género para la Soberanía Alimentaria y el Desarrollo Rural.

Esta ley permitirá que los campesinos tengan acceso a la tierra para «combatir el hambre» en las comunidades, señaló Morales, que también reclamó mayor asistencia técnica y crediticia para cultivar.

Según cifras oficiales, la falta de lluvia causó que unas 72.000 familias de al menos diez departamentos del país perdieran el 70 % de la cosecha de maíz y el 45 % de fríjol, la principal dieta alimenticia de los hondureños.

«Hay aproximadamente 70.000 familias afectadas y la producción se va a disminuir en 1 millón de quintales en la cosecha de primera», dijo esta semana a periodistas el ministro hondureño de Agricultura y Ganadería, Jacobo Paz.

Agregó que el Gobierno hondureño tiene disponible una ayuda de 100 millones de lempiras (unos 4,7 millones de dólares) para asistir a las familias más afectadas por la falta de lluvia.

El dirigente del Movimiento Campesino de San Manuel (MOCSAM), Miguel Alvarado, por su parte, calificó la situación como «caótica» y llamó la atención al Gobierno para que apoye a los pequeños productores.

«La situación ya es insostenible» debido a que los productores no tienen apoyo para cultivar la tierra y la escasez de agua, subrayó Alvarado a Acan-Efe.

Los agricultores hondureños exigen que se asigne el 10 % del presupuesto nacional a promover la producción agrícola nacional de los pequeños y medianos productores.

En la zona rural de Honduras, donde la pobreza afecta a más del 60 por ciento de los 8,5 millones de habitantes y donde unos 700.000 no satisfacen sus necesidades alimentarias, «vivimos una seria situación de salud, carencias económicas y medidas de supervivencia», señaló el dirigente del Mocsam.

Destacó que los bajos niveles de agua también han provocado racionamientos de energía en Honduras, lo que podría causar, según Alvarado, una crisis energética.

«El consumo de energía es exagerado», dijo el jueves pasado a los periodistas el gerente de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), Emil Hawit, al oficializar los racionamientos.

Los cortes de energía regirán a razón de dos horas al mediodía y dos por la noche, indicó.

Los racionamientos, oficializados esta semana por el Gobierno, pese a que venían aplicando desde hace varios días por varias causas, entre ellas problemas técnicos y robo del servicio, serán rotativos para no afectar siempre a los mismos sectores, según las autoridades de la ENEE.

Honduras tiene una demanda de unos 1.400 megavatios, de los que más del 60 % son generados por plantas térmicas que funcionan con derivados del petróleo, lo que representa para el país una factura muy alta.

La falta de lluvias a causa de fenómeno El Niño también está mermando el suministro de agua potable en muchas ciudades hondureñas. ACAN-EFE