Amor y frijoles

Por Blanca Moreno

BLANCA-MORENO-2En el Cuerno de África  viven más de cien millones de habitantes, la mayoría en condiciones de pobreza y desnutrición. El hambre es una constante amenaza entre los países que lo integran: Somalia, Sudán, Uganda, Kenia, Yubutu, Efrinea y ETIOPÍA.

Últimamente los hondureños hemos leído sobre Etiopía, porque al flamante ministro de Desarrollo Económico, ante la escasez de frijoles se le ocurrió la idea de comprarlos en el legendario y lejano país. No tomó en cuenta que esta nación africana ha tenido dos hambrunas que dejaron más de un millón de muertos.

Tampoco pensó en que los etíopes lo que exportan es café (de ahí es originario) y que aunque tengan cerdos, no comen su carne, porque la consideran impura.

Lo que sí debe saber el fulano, es que Etiopía tiene siete años de retraso, porque ellos siguen el calendario de la Iglesia Ortodoxa Copta. Nosotros estamos en el 2014, pero allá todavía no han salido del 2007. O sea que los frijoles bien pueden llegar hasta el 2021, tomando en cuenta ese pequeño detalle. Esperemos, pues.

Este genio económico tiene ideas disparatadas: recientemente retornó de Azerbaiyan, otro país lejano independizado hace unos 24 años de la Unión Soviética, dizque buscando petróleo barato y así acabar con esos precios que imponen los térmicos. Gastó por lo menos un millón de lempiras en el viaje, entre boletos y su estadía en la capital Bakú, donde una noche en hotel anda por 500 dólares.

Y en el año 2012, después del lanzamiento del tristemente célebre «Open for business», nadie sabe cómo, cuándo y dónde se ahogaron un gran número de computadoras que fueron compradas por orden del entonces viceministro de Relaciones Exteriores. Es una cajita de sorpresas este «trotamundos», pero debe tener cuidado con el agua, porque alguna «mano negra» dejó la llave abierta. El jefe de mantenimiento de ese entonces debe explicar qué pasó porque pagaron una millonada por las tales computadoras.

Estas situaciones –que para sus asesoras de comunicaciones pueden ser chismes–, deben ser investigadas exhaustivamente. No es justo, que todo un pueblo noble y hambriento sea engañado con este cargamento de frijoles. Lo del paseo por Azerbaiyan y las computadoras puede pasar por alto, pero no hay que jugar con la dieta catracha.

Por lo menos los de Guacamaya Films pueden hacer una segunda parte de Amor y frijoles, aquella película en la que Karen cree que su marido le pone los cuernos y al final ella tiene un hijo que los hace feliz, pero que no necesariamente es de su marido.

En esta segunda versión de Amor y Frijoles el protagonista sería Rivera, que de tanto hablar de frijoles, ya se parece al grano negro. Para esta tragicomedia nueva hay que viajar al Cuerno de África. Tienen en común la palabra cuerno.

Si lo que quieren es comprar frijoles deben saber que el frijol se da en las fértiles tierras de México y América Central de donde es originario. O buscar en los países andinos donde los llaman porotos. ¿Para qué ir tan lejos?