Triste, pero necesario recuerdo…!

El 19 de agosto es una fecha que se tornó imborrable en nuestra cansada memoria, dolorosa y consecuentemente triste hasta donde es posible, aunque no hubiésemos querido conservarla así, por su aflictiva característica, nos hemos resignado a vivir atados a su recuerdo tal como lo vivimos en aquel entonces en que lamentablemente perdimos al que fuera nuestro sempiterno amigo: Carlos Roberto Reina Idiáquez, que nos abandonara precisamente aquel doloroso 18 de agosto del año 2003, y que también durante el cual habíamos tenido la fortuna de acompañarle a la celebración de su setenta y siete (77) aniversario de su fructífera existencia!

Se me ocurre que por esta vez, el mejor homenaje al amigo ausente sería, -mi conmovida evocación del singular episodio que con él compartimos, si mal no recuerdo, por el año de 1952, cuando al ingeniero Mario, su hermano mayor (Q.D.D.G.) se le ocurrió que como estábamos  de vacaciones en la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales pero que, junto al ingeniero Emigdio Zúniga (Q.D.D.G.), con el que manejaban una oficina de ingeniería, les acompañáramos  a los predios de “La Primavera”, en la que practicaban su delimitación, y en la cual nosotros con Carlos Roberto, podíamos prestar nuestros servicios acarreando las “miras” que ellos utilizaban para el uso del teodolito, y por lo cual nos pagarían la respetable cantidad -en aquel entonces de tres (3) lempiras semanales…!

Aquella simpática labor fue para Carlos Roberto objeto de permanente recuerdo, ya que para él fue así mismo el primer empleo que desempeñara y que él con mucho orgullo siempre lo pregonará titulándolo “Templing Square” episodio que llegó a contárselo al general de Gaulle, cuando Carlos Roberto se desempeñaba como  embajador en París; lo que me comentaba en una de sus cartas desde allá, con fecha 5 de marzo de 1960: “Tu carta me ha alegrado mucho, ya que trae a mi mente  momentos que pasamos en los terrenos de La Primavera. El general de Gaulle no me quiso creer que yo principié de “templing square”; inmediatamente me respondió: Imposible Monsieur L´Embassadeure. C´esta la víe Monsieur e Presidente! Misiva que Carlos Roberto cerraba con un hasta pronto mi querido Will; ya sabés que nuestra amistad es de las verdaderas, de las que jamás se opacan por ningún motivo, “te abraza  Beto”!

Descansa en paz Carlos Roberto!

Abog. Rafael Rivera Roque
Tegucigalpa, M.D.C.