Rezagados en competitividad

Por Marcio Enrique Sierra Mejía

marcio-enrique-sierra-2En este artículo, se pretende dar una explicación más comprensiva de lo que debemos entender por competitividad, debido a que la presidenta del COHEP, se refirió al concepto sin dar una referencia clara del alcance del mismo. Hablar de competitividad en una perspectiva pragmática u operativa, como suele hacerse en el ámbito de la sociedad hondureña no tiene límites precisos, y generalmente, no queda suficientemente entendido el punto de referencia del análisis y del objetivo de su uso. Existen diversos ámbitos de atención cuando se habla de competitividad. El de la nación, el del sector, la empresa, del producto (bienes básicos, productos diferenciados, cadenas productivas, etapas de producción). Competitividad es la capacidad de Honduras para producir altas tasas de crecimiento económico.

En Honduras, la competitividad de las empresas en general no refleja una capacidad idónea. Son pocas las empresas que alcanzan la capacidad idónea inmediata para diseñar, desarrollar, producir y colocar sus productos en el mercado internacional, enfrentando un medio competitivo en el que otras empresas de otros países les hacen competencia. Casi se pueden contar con los dedos de la mano las empresas verdaderamente competitivas. La mayoría de las empresas que tenemos en el país son MIPYMES con un grado muy bajo en su capacidad competitiva. Vemos que las empresas que destellan capacidad competitiva prácticamente pertenecen a corporaciones trasnacionales o de capitales internacionales. Aunque hay una minúscula cantidad de empresas de capital familiar árabe hondureño, judías y nativos extraordinariamente competitivas que han logrado ofrecer productos con patrones de calidad que compiten con cualquier empresa mundial. Nuestro sector industrial, está conformado por una red de empresas cuya capacidad competitiva va de muy inadecuada a muy adecuada. Concentradas la mayor parte de ellas en el rango inadecuado. En este sentido, para implementar una estrategia de desarrollo de la capacidad competitiva de las empresas francamente hondureñas, no puede adoptarse una política, que sea exclusivamente responsabilidad del gobierno. Se debe crear un enfoque de desarrollo compartido en el marco de una visión de nación. Parafraseando el dicho que se hizo popular en tiempos del gobierno liberal de Villeda Morales, es un “imperativo categórico” que la economía nacional, sea competitiva en la producción de determinados bienes por lo menos para igualar los patrones de eficiencia vigentes en el resto del mundo, en términos de la utilización de recursos y de la calidad del bien, con la participación de los empresarios exitosos, los no exitosos y el gobierno. El esfuerzo por lograr condiciones ventajosas en los mercados internacionales no depende únicamente de los empresarios, ni tampoco exclusivamente del gobierno. Es necesario acordar la realización de un plan que evidencie una acción compartida para incorporar progreso técnico, entendiendo como la habilidad para imitar, adaptar y desarrollar técnicas de producción de bienes y servicios inexistentes en nuestra economía (Bejarano, 1995b). Tenemos que mejorar, diversificar la oferta exportable en condiciones de calidad y precio al menos equiparables a la de los competidores; debemos adaptarnos a las nuevas condiciones de competencia en los mercados y realizar la reconversión de los sectores no competitivos. Honduras, necesita alcanzar un grado de desarrollo bajo condiciones de mercado libre sin que existan monopolios, duopolios u oligopolio operando, producir bienes y servicios que satisfagan los requerimientos de los mercados internacionales y, simultáneamente, mantener o expandir los ingresos reales de sus ciudadanos. No se puede sostener en el largo plazo una competitividad artificial, que pretende sobrevivir deprimiendo la demanda interna, y aumentando la capacidad ociosa, explotando los recursos abundantes y el aprovechamiento de mano de obra barata, con subsidios a los precios de los factores, manipulaciones de la tasa de cambio y subsidiando las actividades. El país requiere de una competitividad estructural, sustentada en la capacidad de nuestra economía para avanzar en su eficiencia y productividad, para diferenciar productos, incorporar innovaciones tecnológicas y mejorar la organización empresarial y los encadenamientos productivos. Es decir, aplicando una política perdurable a través del tiempo porque se cimienta en el mejoramiento de los patrones de productividad como base de una competitividad real.

En la actual etapa económica coyuntural que estamos viviendo es muy importante reconocer un norte claro entre las iniciativas público-privadas. Necesitamos avanzar rápido. Impulsando el desarrollo de la infraestructura, sobretodo en la innovación de los puertos. El tema logístico de los puertos para hacer más efectivo el tema de envío y recepción de productos, como por ejemplo que los contenedores no los tengan que revisar tanta cantidad de veces, sino que deberían ponerse de acuerdo y hacer una sola revisión. Los puertos deberían trabajarse los 7 días de la semana, las 24 horas, o sea que no paren, si no que sea un proceso continuo. Si se mejoran esos temas logísticos, se mejora incluso el sistema de transporte y se abaratan los costos porque no se tienen los camiones parados varios días en los puertos esperando que los atiendan. Es acertado preocuparse por la efectividad de los distintos TLC. Los TLC nos traen oportunidades, pero si no tenemos las condiciones adecuadas para aprovecharlas perdemos tiempo. Se percibe que el Presidente de la República en la actualidad está comprometido con el aumento de la competitividad, vean sus acciones en pro de tal objetivo, así que es oportuno buscar el diálogo conjunto entre gobierno y empresarios, siempre con la mira puesta en el beneficio común antes que en el particular.