Por falta de pupitres: En el piso educan a “cipotes” del Central

A pesar de tener entre 12 y 18 años de edad, los dolores lumbares les atacan con fuerza y sin compasión a muchos jóvenes del Instituto Central Vicente Cáceres (ICVC).

Sin embargo, estos malestares no son provocados por enfermedades comúnmente  propias de la edad adulta, sino porque deben pasar al menos ocho horas sentados en el piso para recibir el pan del saber.

En la gráfica se ve a la docente impartiendo clases en el piso.
En la gráfica se ve a la docente impartiendo clases en el piso.

A menudo se observa que estudiantes de kínderes y escuelas no tienen mobiliario para recibir sus clases, debido a la súper población; sin embargo esta calamidad ha llegado a los institutos de renombre y más grandes de la capital.

LA TRIBUNA constató la situación que viven los alumnos del Instituto Central, uno de los colegios insignes del país, pero que pese a su importancia hoy parece una escuela rural donde el apoyo gubernamental no llega.

A través de los años, el Central ha vivido crisis de todo tipo, hasta la política le ha tratado de borrar su fama de instituto ejemplar. Hoy, nuevamente se ve marcado por los escasos pupitres que posee, lo que hace que cientos de jovencitos reciban clases sentados en el piso.

Se explicó de parte de los docentes que son los estudiantes de la jornada vespertina los más afectados, puesto que el número de colegiales es mayor.

PELEAN PUPITRES

Ni siquiera han abierto el portón principal del Central, cuando grupos de alumnos se enfilan, como si fueran a participar en una carrera. Cuando el guardia abre la puerta, los muchachos entran en veloz carrera; con extrañeza se les ve, puesto el estudio no es para todos los alumnos un motivo de alegría.

Sin embargo, no corren para recibir el pan del saber sino para hacerse de una silla, aunque sea medio destartalada.

“Mire, a los estudiantes del primer piso no les cuesta agarrar silla, pero los de arriba hasta se pelean por los pupitres”, explicó Carola Michelle, estudiante de ciclo común.

Hasta los pupitres malos son utilizados a falta de mobiliario en buen estado.
Hasta los pupitres malos son utilizados a falta de mobiliario en buen estado.

Y es que las peleas por pupitres son el “pan de cada día” en el colegio. “Tenemos muchachos que se van a las trompadas por agarrar el último pupitre que queda y no tener que recibir clases en esas condiciones”, dijo una maestra que prefirió mantenerse en el anonimato.

La situación es conocida por los maestros, que no hacen más que quejarse ante las autoridades, pero al parecer, no son escuchados.

Según versiones de docentes, la situación se agravó el año pasado y si en años anteriores la situación era precaria, en el 2014 se agravó más.

Se estima que el Central alberga a unos nueve mil estudiantes, pero a groso modo, y por cálculos de profesores, se requerirían alrededor de mil pupitres para cubrir la demanda estudiantil.

La problemática se ha agudizado por el número de pupitres en mal estado, los cuales son amontonados por los estudiantes en los pasillos, como señal de protesta ante las autoridades educativas.

“Mire, el otro día aquí vino el ministro de Educación, pero eso no lo vio, de eso no se habló, de la necesidad de pupitres que existe en el centro educativo, a nosotros nos da dolor en el alma ver a los muchachos en estas condiciones, que pasan con dolor de espalda y nosotros no podemos hacer más”.

INTERVENIDO

Así quedan las aulas después del despelote de los alumnos buscando sillas.
Así quedan las aulas después del despelote de los alumnos buscando sillas.

El 31 de octubre del año anterior, la Secretaría de Educación nombró en el Central una junta interventora que sustituiría al exdirector Roberto Ordóñez, a quien se le acusa de varios hechos supuestamente irregulares.

La comisión fue integrada por Gloria Arita, quien es directora de Educación Media, la abogada Lourdes Aguilar y tres asistentes técnicos y dos abogados más.

Los docentes del Central dicen no oponerse a la junta, pero refirieron que la institución solo está en manos de un abogado que a criterio de ellos “no sabe nada de educación”. (NJA)