Las vidas humanas son como plumas que flotan en el vacío, sin significado alguno, hasta que Dios las atrapa en sus manos y las sopla nuevamente a la tierra, ya convertidas en pájaros… Eso fue lo que hizo el Creador con la vida del joven hondureño, Juan Sebastián Ramos Rosales.
Por haber nacido con una lesión cerebral, los médicos auguraron que viviría en estado vegetativo, sin embargo, hoy, a sus 27 años, habla inglés, francés, pinta al óleo y toca el piano en la iglesia Bautista de El Hatillo.
¿Cómo fue posible tal milagro? “La obra es de Dios”, aseguran sus padres, don Céleo Ramos y Juana Emilia Rosales.
A pura oración, lágrimas, años de terapia y perseverancia, ambos lucharon por la formación académica de su hijo, en un país donde las puertas de la educación están prácticamente cerradas para las personas con capacidades especiales.
ROMPIENDO BARRERAS
Juan Sebastián no tiene memoria inmediata. Esta limitación hizo de las clases de historia y de matemáticas su mayor obstáculo al cursar la escuela y el bachillerato en Música. Ahora que sueña con ser licenciado en Música, otra vez le toca asumir el mismo reto.
“Estoy recibiendo tutorías de matemáticas, eso es lo que más me cuesta, las divisiones… A veces me desubico en las aulas, me pierdo, al comienzo no sabía a qué aula entrar”, recuerda Juan Sebastián, en el estudio de pintura de su maestro Carlos Gonzales, conocido como “El Chamo”.
Al contemplar sus obras multicolores, de inmediato se percibe cierta magia y encanto infantil en la mirada de los animales que esbozó con el pincel.
“Aquí es donde yo me desarrollo como pintor, como artista, me gusta mucho dibujar e inventar”, manifiesta el artista, aunque su sueño es llegar a ser un pianista concertista y darle un giro a la música folclórica nacional.
“Me gustaría dar conciertos a nivel nacional e internacional,modernizar toda la música hondureña, mezclar ritmos”, expresa con una sonrisa.
MÁS OBSTÁCULOS
De niño, Juan Sebastián no podía succionar leche del pecho materno, sonrió al cumplir los tres meses, y no sabía hacia dónde caminar si le decían que fuera a la sala o al comedor.
Su madre, Juana Emilia, recuerda que “en tercer curso, la maestra de Matemáticas dijo que no podía pasarlo porque él no podía sumar, y yo no paraba de llorar… Le decía, por favor, este es un título que va a tener encima del piano. Con obstáculos pasó el bachillerato en música”.
Don Céleo, por su parte, lamenta que su hijo todavía no se haya podido matricular en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH)…
“No existe un plan de estudios para personas especiales. A él lo han aceptado, pero hay un tutor que le está enseñando algo de matemáticas, vamos a ver qué pasa”.
Mañana, Juan Sebastián no recordará que compartió su historia con LA TRIBUNA. Sin embargo, sus talentos y el esfuerzo de sus padres por forjarle un futuro, invitan a preguntarse ¿por qué Honduras, a nivel educativo, sigue siendo un país limitado?
TIENE UN ESTILO
Carlos Gonzales (maestro de pintura): “Él es un muchacho especial, yo tengo experiencia de muchos años en este campo; a él se le hicieron estudios psicológicos, de visualización; ahora está trabajando solo y ya tiene un estilo”.
ES PERSEVERANTE
Alejandro Santos (maestro de francés): “El idioma francés es complicado en el aspecto fonético y gramatical, pero a Juan Sebastián lo admiro mucho porque es una persona que persevera, comprende muy bien el francés”.
