Sistemas de previsión en peligro

Por: Armando Cerrato

armando-cerratoMe parece presuntuoso, cosa que no va con mi carácter ni forma de  ser, pero en la columna que geniosamente me permite publicar solo una vez por semana, Diario La Tribuna, advertí el 16 de julio, del 2014, el peligro que para la subsistencia de los institutos de previsión social del gobierno, instituciones autónomas y privadas, constituía el anuncio de una nueva ley pretendiendo volver universal la seguridad social en Honduras.

La idea de legislar en ese sentido es magnífica, brillante, bondadosa, solidaria y hasta caritativa si se quiere, por lo que hay que aplaudir con estrépito la mente  que concibió la idea, pero, al mismo tiempo, condenar acremente el juicio que marca el espíritu y letra del proyecto de ley, ya introducido en el Congreso Nacional y supuestamente en proceso de socialización.

Aquella columna fue algo así como predictiva y admonitoria, es decir, explicaba y exhortaba al tiempo que amonestaba, porque a la sazón no existía un borrador de la ley, y la idea de universalización se estaba madurando en el Poder Ejecutivo, motivado por el descalabro económico, de Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), objeto de robo, saqueo, estafa y corrupción generalizada.

Planteé en aquella columna lo siguiente: “Creemos que los directivos de cualesquiera de los sistemas de previsión social privados del país, debiera llamar a una gran mesa de diálogo, centrar el debate en su supervivencia y tras un consenso, presionar al gobernante para que se reúna con ellos y pueda exponerles la esencia de su idea de un sistema universal de seguridad social en Honduras, darle ideas, sugerencias y sobre todo obtener la promesa de que no serán tocados, porque al parecer una de las intenciones de un gobierno cuasi menesteroso es la de caerle a los dineritos acumulados en los sistemas de previsión social privados para capitalizar la base económica del sistema, al parecer único que se piensa puede solucionar muchos problemas que en realidad no tienen los afiliados a los sistemas privados”.

La reacción se tradujo en una reunión de afiliados al Instituto de Previsión de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Inpreunah) , y un foro patrocinado por la misma institución que maneja un sistema muy noble que compensa las cotizaciones mensuales de sus afiliados hasta el momento de retirarse por tiempo de servicio o motivos de salud.

Los pelos de exdocentes, y otros trabajadores, todos superando con creces  los 65 años de edad, muchos cuasi  centenarios, al conocer el terrorífico y mortal Artículo 29 que literalmente apunta: “los que ya tienen un plan de jubilación se mantendrán en el mismo, pero los nuevos empleados cotizarán para el entrante”.

Por ello, en un extenso manifiesto del Inpreunah se explica “El problema es que actuarialmente, los planes previsionales dependen del flujo de las cotizaciones de los incorporados, que amplían la base que sostiene a los beneficiarios, en este caso solo cabe la continuidad o la liquidación del plan”.

Liquidar el plan por falta de crecimiento actuarial, es un crimen de lesa humanidad que dejaría prácticamente en la indigencia a maestros, médicos, militares, policías, bomberos, periodistas, empleados públicos, del Banco Central, la UNAH y afiliados a cooperativas y otros planes muy benéficos.

En el caso del Inpreunah, jubilados y pensionados seguimos cotizando al IHSS, cubriendo de nuestras pensiones la cuota patronal y la personal, en consecuencia, también somos derechohabientes del IHSS, estafados, robados, saqueados  víctimas de la corrupción generalizada y esperando quedar en la lipidia si no se reconsidera e introducen reformas puntuales al Artículo 29.

Y, el manifiesto en mención coincide con mi pensamiento; “las leyes por sí solas son únicamente mecanismos de una estrategia, que si no están correctamente ubicadas no consiguen el fin perseguido, en este caso el proyecto por sí mismo no garantiza una vida mejor, lo que podría garantizar una mejora en ese nivel es la efectiva consecución de un plan sectorial de seguridad social, que determinaría los mecanismos legales apropiados.

Se impone una discusión amplia del tema evitando una aprobación sofocada del susodicho proyecto, preocupa porque hay que ponderar y analizar cualquier acción; reflexionemos que un Congreso Nacional puede aprobar, dispensando dos debates, un decreto declarando al país desarrollado y no por ello se pasaría a tan deseable escala.

Reflexionemos también en que la aprobación acelerada de leyes no necesariamente significa dinamismo, pudiendo ser insensatez y empirismo. Concluyamos en la necesidad de la discusión dialéctica para llegar a la verdad y enfocar debidamente tan acuciante problemática”.

Es necesario dejar claro que el Inpreunah no está en contra de la protección socioeconómica de la población en general, por el contrario la desea y apoya, aparte de que es un postulado de la Convención Universal de los Derechos Humanos y otras convenciones y tratados internacionales y además establecido en la Constitución de la República, lo que no se quiere es la muerte de sistemas nobles sostenido con esfuerzo propio durante muchos años en pro de algo que hasta el momento solo se traduce en buenas intenciones.

Debemos recordar que el gobierno tiene muchas dificultades de gobernanza y gobernabilidad, poco falta para que estemos en condición de un estado fallido, que la economía se encuentra colapsada, que el sistema de salud es un fracaso, la educación es precaria y deficiente, el déficit habitacional alarmante, el índice de desempleo espantoso, la seguridad individual y colectiva de los bienes  y los ciudadanos nula, sin seguridad alimentaria y los sistemas de defensa para el resguardo de la soberanía e integridad territorial virtualmente convertidos en chatarra, por ello, hay que preservar lo bueno que queda en beneficio de la ciudadanía, como los sistemas de previsión social.

Licenciado en Periodismo