Nasralla, el otro “propietario”

Por Juan Ramón Martínez

JUANRA-70En muy poco tiempo, Salvador Nasralla, hombre cosmético, atrayente sexualmente; y muy poco formado en las ciencias políticas, ha despejado las dudas. Y se ha quitado la mascarilla de hombre nuevo, de outsider de la política, que llegaba  a trasformar la vida partidaria hondureña, para mostrar el rostro de caudillo urbano, animado de un mesianismo elemental, que se consideró como los otros  líderes políticos de Honduras, casi sin excepción, dueño del partido que fundara. Y con el cual, también engañó a los electores porque prometió que combatiría la corrupción cosa que no ha hecho; ni siquiera en un mínimo grado. Sus últimas declaraciones, en las que muestra su alta autoestima; y en las que se califica como el hombre más inteligente de su partido  -cosa que parece destinada a menospreciar el talento de conjunto de los líderes de PAC-  y el único calificado  para ser nuevamente su candidato en las próximas elecciones generales.

Nasralla confunde muchas cosas. La primera es que introduce mucha ambigüedad, al querer volver idénticas y similares, la política con la figuración televisiva. La política tiene unas reglas. Y unas consideraciones que no se ajustan a las que se manejan dentro del espectáculo que es la televisión, por ejemplo. Por supuesto, ambas actividades tratan de la fulguración de las cosas, de la magnificación de los hechos y de la construcción de la popularidad para mejorar en los rating de audiencia y en los niveles de posicionamiento en las encuestas. Pero no es lo mismo  la popularidad de la televisión con la popularidad de la política. Incluso en algunos casos  -y en la historia de Honduras puede buscar ejemplos Salvador Nasralla- la popularidad, entendida como atención y conocimiento de una persona a la que no se le dispensa respecto porque es inhábil para las tareas del gobierno que requieren cierta mesura, calma y habilidad para la transacción, no es  buena para el éxito político. El que Nasralla haya sorprendido al electorado, atrayéndose a la juventud que quería  -y quiere por supuesto-  rechazar al sistema político que manosea la voluntad popular, se debió más al medio que a sus virtudes. Nasralla fuera del foco de la televisión, incluso fuera de Canal 5, no hubiese atraído a nadie. Y en este momento, estaría formando parte de las minorías que, en su megalomanía, no ha podido entender que en el sistema democrático, son de obligado respeto y consideración.

Pero suponiendo que nos equivocáramos; y que Nasralla fuese tan popular y tan talentoso como él cree, ello no le justifica para volverse propietario de ningún partido político. Si, por efecto de las cosas raras que ocurren en Honduras, Nasralla lo fuese del PAC, habría que cuestionarlo como hombre democrático; e incluirlo entre los caudillos que se aprovechan de las circunstancias para apropiarse de organizaciones con los cuales asaltar el poder. Y para usarlas como medio de enriquecimiento. Pura corrupción, si recordamos sus cuestionamientos en contra de los que no solo se imaginan, sino que son en realidad, -con los registros en sus manos-, dueños absolutos del Partido Liberal, Partido Nacional, partido LIBRE y Partido Demócrata Cristiano de Honduras. De modo que, solo es aceptable Nasralla como dueño de PAC, si se acepta que no es un partido moderno, que rechaza la participación; y que tiene como  líder, un caudillo que no ha incurrido en corrupción, porque no ha tenido la oportunidad.

Le habíamos anticipado más vida a PAC. Creíamos que duraría más tiempo que LIBRE, el otro partido propiedad de un caudillo rural más popular que Nasralla.  Pero viendo a este menospreciando a sus bases, todas de mucho mérito, que hicieron posible los resultados electorales que el fundador de PAC se atribuye exclusivamente, creemos que difícilmente aguante un par de torneos más. Tanto porque en PAC cunde la confusión y el desencanto, como porque su fundador, no entiende la política; y cree que esta es exclusivamente un problema de publicidad cosmética conseguida en la TV. El que no haya hecho oposición; y ni siquiera aprovechado las acusaciones de corrupciones y las acciones de esta índole que se siguen observando en la vida partidaria, le colocará en el último lugar de los partidos políticos. Y más si se porta como una espumilla, debilitada  por las lluvias. Es una lástima. Pensamos que sería más contributivo a la política.