Una Centroamérica retrasada

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Noé Pineda Portillo

NOE-PINEDA-PORTILLO-2Los  Informes  de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, establecen que Centroamérica ha perdido dinamismo en su ritmo de crecimiento que fue característico en la primera mitad de la década anterior, todo ello se explica por el deterioro en la cobertura educativa, la mortalidad materna e infantil, las tasas de desempleo, la falta de equidad, la vulnerabilidad ambiental y social, el proceso de democratización y la seguridad ciudadana.

De antemano sabemos que, la región centroamericana, con la excepción de Costa Rica, ha sido una de las más atrasadas de Latinoamérica, debido a los conflictos bélicos, a los desastres naturales y a las malas políticas de gobierno. Por ese motivo también, el progreso en la última década ha sido más lento e incierto. De allí que la región arrastre un déficit abultado en cuanto a temas esenciales como una mejor calidad de vida y desarrollo económico.

A comienzos de los años noventa, Centroamérica y Panamá, el 60 por ciento de la población vivía bajo la línea de la pobreza. Diez años más tarde, con una población superior a los 30 millones de habitantes, el 50 por ciento de la población viven en las mismas circunstancias. Estadísticamente, parecen haber mejorado en un 10 por ciento, pero la verdad es que eso no es así, pues existe un estancamiento debido al incremento de su población, pues encontramos casi todos los países con tasas altas de natalidad.

En cuanto al empleo, una buena proporción estuvo en el sector informal y solamente alrededor de un tercio en el sector formal de la economía. Y aunque en este sentido, ha habido políticas de compromiso internacional, muy poco o casi nada se ha hecho por combatir la pobreza. Ya lo hemos visto palpablemente, en el caso de Honduras, donde estos compromisos no han tenido ningún avance.

En el nivel educativo también seguimos deficitarios. Mientras la cobertura en la educación primaria, en algunos casos se acerca al 100 por ciento, a nivel de secundaria existe una baja considerable, pues es notorio esa falta de escolaridad en la población mayor de 14 años. Solo Costa Rica y Panamá superan el 60 por ciento con estudiantes en el nivel de secundaria, los demás países no pasan del 40 por ciento.

Aquí se ve, que la relación de pobreza y años de estudio causa efectos notorios, la gente que tiene recursos se educa, la que no, pues no. La baja matrícula vemos que es parte del problema, porque muchos sectores quedan excluidos de la primaria y secundaria, limitándose así a superar las condiciones de pobreza. Por todo esto, se dice hay una desigualdad en la distribución del ingreso en estos países.

A nivel de Latinoamérica y otras partes del mundo, se notan estas desigualdades, de acuerdo a los informes  mencionados, lo cual indica que el dilema de la desigualdad, existe y que es preciso tomar medidas en bloque o de tipo regional; pues cuando se trata de países con características comunes como Centroamérica, se pueden implementar políticas en forma solidaria. La creciente disparidad en la educación, la salud y las oportunidades de participación social, económica y política, merecen una mayor atención por parte de los gobiernos.

De acuerdo a todo lo anterior, no podemos estar en condición de impulsar programas de desarrollo económico y social, si no se resuelven los problemas de desigualdad en los países a lo interno y entre ellos mismos, a lo externo.