La caída del monopolio policial

Es de conocimiento público que las leyes y legislaciones de todas las naciones protegen a los estados y sus pobladores de los efectos nocivos de los monopolios comerciales y de otros tipos, ya que bajo la premisa que el control, poder e influencia exclusiva de una organización en un área geográfica o sector poblacional induce a la corrupción por medio del creciente y descontrolado trafico de intereses, los que al no ser similares a los de la población sobre la que se influye o tiene control, degrada sistemáticamente sus derechos o beneficios legales, este caso no es tan relevante cuando se trata de productos o servicios que presentan gran flexibilidad u otras opciones alternativas, sin embargo en el caso de la seguridad nacional la cual a partir del año 1998 en que la Policía Nacional de Honduras, pasó al poder civil no ha existido una medida de control o auditoría para esta, lo que llevó a esta institución a niveles de corrupción e involucramiento con el crimen organizado que en la actualidad no permiten a la población distinguir si son más numerosos y peligrosos los delincuentes comunes o los uniformados de azul, lo que ha llevado a las autoridades a tomar medidas correctivas mediante una prolongada e ineficiente depuración policial, la creación de la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (FUSINA), que integra a todas las organizaciones nacionales involucradas en la lucha del delito y la recién creada Policía Militar del Orden Público, esta última ha creado un cisma en las funciones y operaciones de la Policía Nacional, ya que su notorio respaldo gubernamental y popular, han generado un rápido crecimiento en sus estructuras fortaleciéndose con recursos materiales y humanos y por ende en la cantidad de acciones y sus zonas de influencia, lo que amenaza seriamente el imperio monopolista de la Policía Nacional, quienes sienten que ha sido invadido su sala de juegos y ven amenazada seriamente su estabilidad y continuidad, lo que los ha llevado a tomar medidas hasta cierto punto desesperadas como la filtración de libelos mostrando su desacuerdo con los hechos y en los que expresan que sienten vulnerados sus derechos humanos, lo que no es extraño ya que quien desearía dejar lo que considera suyo sin tratar de evitarlo, lo que también los ha llevado a tratar de magnificar los errores del resto de operadores de justicia o lo que ellos consideran su “competencia” al manifestar que la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico no realiza su labor y que la PMOP no se encuentra preparada para atender las necesidades de la población, además se nota una campaña de los miembros de la Policía Nacional que ha realizado capturas arbitrarias contra miembros de las Fuerzas Armadas, mediante acusaciones sin fundamento las que en pocas horas han sido desvirtuadas y esclarecidas.

Todo esto nos debe hacer reflexionar si estamos en el camino correcto, ya que como se menciona popularmente, “macho que respinga, chimadura tiene”.

Alejandra Montes
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