Me identifico plenamente con los conceptos emitidos por el señor Mario E. Fumero en su artículo “Diferencia entre lo correcto y lo conveniente”. (La Tribuna, página 6, 26/11/14).
Desgraciadamente y siempre lo he sostenido, el tema de la seguridad ciudadana se ha politizado porque los políticos –como siempre– quieren llevar agua a su molino. Y al meter su cuchara en este tema como que no piensan en la potencialidad de nosotros los votantes para castigarlos en las urnas por no actuar con seriedad y responsabilidad ante este clima de zozobra, crímenes, violaciones y asaltos a granel que diariamente se suscitan en el conglomerado nacional.
Resulta inconcebible que por el simple prurito de llevarle la contraria al actual gobierno, la oposición cierre los espacios de diálogo para constitucionalizar a la Policía Militar, Pareciese que a estos políticos contestatarios de apoyar el rango constitucional para esta organización no son capaces de superar la antinomia poder civil-poder militar para que conjugando aptitudes y destrezas trabajen para implantar la paz ante esta ola extraordinaria de inquietud social que enfrenta la sociedad hondureña. Ante este sangriento panorama, no existen argumentaciones válidas y consistentes para no apoyar a la Policía Militar.
En esta hora decisiva la seguridad ciudadana reclama de los partidos de oposición deponer sus discordias infecundas y dedicarse con ahínco a la tarea común de hermanar al pueblo hondureño en esta patriótica empresa. Como bien decía el recordado periodista Paulino Valladares “…Ya es tiempo de que aparezca el sentido común como guía y norte de nuestra conducta política”.
Repito: La hora histórica de Honduras en materia de inseguridad ciudadana demanda de la acción de nuestra institución militar, sin aspavientos de ninguna naturaleza. La vida republicana de nuestro país está cayendo paulatinamente en las garras del narcotráfico, las maras y los extorsionadores afectando de manera significativa a la economía nacional. ¡Los notorios avances de la delincuencia son incontestables!
Esta violencia exige también una transformación radical de las actitudes de los políticos. Es necesario que se despojen de sesgos partidaristas para afrontarla con patriotismo ya que afecta a toda la hondureñidad que la conforman liberales, nacionalistas, libres, pinuistas y democratacristianos. Es esta gente la que está observando las parafernalias y las actitudes responsables de los políticos de oficio. Y las discusiones y las actitudes por otorgar el rango constitucional a la Policía Militar es uno de ellos.
Los hondureños somos creadores de nuestra propia historia y dueños absolutos de la misma. Somos conocedores de los condicionamientos que nos han llevado a la situación actual y podemos, porque tenemos a no dudar la suficiente capacidad, de construir senderos que nos conduzcan a un nuevo amanecer.
Pero la oposición tiene que jugar en este sentido un papel protagónico muy importante para hacer tangible este nuevo amanecer.
¡Apoyemos a la Policía Militar!
César Augusto Bonilla Ochoa
Tegucigalpa, M.D.C.