¡El prodigioso árbol de jícaro!

Recuerdo cuando me desempeñé en la Unidad de Crédito Agropecuario del BCH, en los departamentos del sur del país, a finales de los 70, siendo mi jefe el ingeniero Jorge Alberto Maradiaga (Peto); profesional capaz, sin egoísmo, entusiasta y de un gran convencimiento en el inmenso potencial del sur para la producción agrícola. Fue así como se le brindó apoyo al cultivo de arroz; las Misiones de Evaluación del Banco Mundial (fuente del crédito) se preguntaban: ¿Cómo Honduras con extraordinarias condiciones para el cultivo y producción de este grano, éramos un país deficitario por falta de iniciativas empresariales de agricultores y gobiernos?

En ese entonces el sur estaba “alfombrado” del jícaro, árbol prodigioso por sus múltiples capacidades, que a través de ellas da soluciones, especialmente a los pobladores de áreas marginales, áridas, abandonadas y con enormes limitantes; es sin duda alguna, la fuente más legítima (árbol del pobre) y sincera de leña, sombra permanente del inclemente sol, alimento extraordinariamente rico en proteína y carbohidratos, uno de los mejores refrescos de consumo popular (horchata); de enorme adaptabilidad a suelos “pobres”, secos, pedregosos, longevidad, alimento para el ganado, verde permanentemente, feliz y alegre de ofrecernos su frescura todo el año ¡no es mezquino!, etc.

Con el “original y patriótico propósito de superar el déficit del grano” se masificó la siembra del arroz, paso a paso los buldócer no tardaron en destruir e invadir el hogar  del “morro” en el valle de Choluteca y demás…, cienes de manzanas de tierra fueron incorporadas a la producción del grano, se ensayaba alcanzar y superar la oferta nacional de alimento y de proceso de “los molinos”. Miles de árboles de jícaro sucumbieron a la fuerza destructiva e impetuosa de la maquinaria… ¡estábamos alimentado nuestra propia decadencia, cambio climático, entre otros. ¡Éramos ignorantes e irresponsables por nuestro propio destino! ¡Mientras comíamos curiles, ostras, camarones, pescado “donde La Adriana”, en la quietud de la noche y a lo lejos escuchábamos los movimientos de los buldócer que continuaban su trabajo ¡24 horas del día, inagotable el combustible! ¡apartar y destruir el morro! ¡aumentar el déficit del jícaro!

Después del paso de los años, las empresas fracasaron: remates bancarios, abandono de las áreas de cultivo. Continuaba la indiferencia y las trampas descaradas del gobierno y confabulación con los “dueños del comercio y país” ¡hundieron a la iniciativa privada agrícola! con su táctica del arrozaso… Y manejo de los aranceles ¿no les da vergüenza? que ustedes son cómplices aliados y  culpables del déficit y banca rota de una gran cantidad de agricultores, si lo dudan!, pregúntenle a Rafa y a los molineros.

Pasado el tiempo, la fortaleza del jícaro se impuso. ¡Volvió a ocupar su residencia natural por un tiempo! Luego el camarón y últimamente los proyectos habitacionales… continúa la destrucción del árbol del pobre. Tengo presente que en mi época de estudiante al compañero(a) “de mejores pensamientos y resultados en las calificaciones” le decíamos como un gran alago y calificativo ¡sos morro! sinónimo de inteligente y creo que dándole méritos y recordando ¡sin darnos cuenta! al árbol más prodigioso, (primero el pino) de nuestra Honduras, ¡el jícaro!

Recientemente escuché a nuestro señor Presidente decir con gran orgullo “para esta Navidad tendremos el árbol (humano?) de Navidad más grande del mundo” como un regalo al pueblo; particularmente, he valorado que tenemos un “Presidente de mucho morro”. Pero en esta oportunidad le pregunto, ¿los resultados efectivos después de un año de su gobierno? ¡De qué le sirve al pobre que tengamos el árbol de Navidad más grande del mundo…! ¡Las marchas! ¡Qué falsa expectativa Presidente! No se aleje de sus responsabilidades básicas y denos respuesta en: Justicia, seguridad, salud, trabajo, paz. Adorne un árbol de jícaro en esta Navidad, pues es parte de nuestra identidad, tiene prodigio y dignidad. ¡Y ahora que usted es cocinero, me preocupan más sus acciones alejadas de contexto…! ¡Buen provecho en sus fantasías culinarias! ¡Regrese pronto de sus viajes…!

¡Deseo a los sufridos y que no tienen los ingredientes para completar las recetas del Presidente y fuerza para marchar…! Una feliz Navidad y un próximo año, con justicia, seguridad, salud y paz en nuestros corazones.

Óscar Rolando Matute B.
Comalí, San Marcos de Colón
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