…Solo para agarrar impulso

Por José Antonio Mejía y Mejía

jose-antonio-mejiaDurante el breve discurso de toma de posesión, el actual Presidente de la República enfatizó sobre la seguridad y la decisión de combatir la delincuencia advirtiendo que mejor abandonaran el país los que han escogido el mundo de la ilegalidad como forma de ganarse la vida, no le pusieron atención, creyeron que estaban frente a uno más de los que han prometido que el sol salga en el poniente, que se camine con la cabeza apoyada en el suelo; que por arte de magia la pantorrilla estaría al frente para  evitar los golpes en el hueso del caldo y que se le adaptaría a cada hondureño un ojo a la altura de la nuca para mayor seguridad y evitar alevosos ataques y hasta hubo uno con un puño de metal hecho de papel aluminio.

Haciendo a un lado la ironía y volviendo con la seriedad del caso en once meses hemos visto cómo lo prometido ha empezado a dar frutos. No se puede proclamar todavía una victoria del bien sobre el mal, pero sí queremos estar seguros los hondureños se seguirá una ruta sin retorno hasta volver a los tiempos cuando se andaba por las calles, por los caminos reales, en cualquier lugar de la República sin ser víctimas de los maleantes, para quienes no deberían existir los derechos humanos sino leyes de riguroso escarmiento, aunque a cambio de nuestra miseria se nos visite a cada rato para ver cómo andan los “derechos” humanos, por personajes que ignoramos qué rana puso ese huevo en sus lugares de origen y ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Un gobernante de un país, en condiciones difíciles, debe contar con el apoyo de las personas honradas, que son la mayoría, las cuales por temor a las represalias, por la infidelidad de algunos miembros de los cuerpos de seguridad y otro tipo de operadores mejor callan y sufren las consecuencias, de manera  tímida se colabora con los policías y demás autoridades serias; la timidez debe ser erradicada y tomar las decisiones porque si no se hace, siempre se corre el riesgo de la agresión ilícita.

Frente al esfuerzo que se hace para que la sociedad vaya nuevamente al ritmo de corrección y desarrollo, de paz, tranquilidad etc., hay muchos hondureños, sobre todo algunos políticos fosilizados,
críticos en la llanura y arbitrarios en el poder, que ni hacen ni dejan hacer y cuya verdadera esencia de sus posturas no son más que reminiscencias invertidas de las mieles del poder. Y es que para un político es trágico estar fuera de las casillas del presupuesto.

Pero a la crítica y a los señalamientos que el mandatario debe tomarles el pulso es a la de la gente común, al empresario sin compromisos, al periodista no tarifado, a los escritores serios y objetivos, a los homus religiosus de todas las iglesias, incluso a las sectas que procuran el bien, pero nunca a los fariseos  que desde los tiempos bíblicos se les conoce como sepulturas blanqueadas.

La lucha apenas empieza, no es una cuestión de partidos es algo que nos compete a todos los que habitamos esta República; no podemos ser indiferentes, la indiferencia sería algo así como nuestra autodestrucción. El señor Presidente sabe lo peligroso que sería la retirada y si hay pasos hacia atrás solo debe ser cuestión de estrategia: paso atrás… solo para agarrar impulso y entrar con más fuerza en la batalla hasta obtener la victoria definitiva.