Como lustrabotas sobrevive veterano boxeador

Muchos hondureños desconocen la historia de Rivaldo “El Topo Gigio López” (59), quien en los años 70 y 80 fue un gran boxeador. Desde muy niño, Rivaldo comenzó a lustrar zapatos en el Parque Central de Tegucigalpa, y paralelamente practicaba el deporte de las narices chatas y orejas de coliflor.

Topo Gigio López, uno de los mejores fajadores de esa época, recuerda que salió a pelear a Costa Rica, El Salvador y Nicaragua. En 1982 viajó a Guatemala, donde fue noqueado porque no se preparó con tiempo, además, andaba muy débil, ya que en ese tiempo se tomaba sus tragos y no se había podido quitar la goma por falta de dinero; pero luego venció en la revancha, aquí, en Honduras.

¿Qué hace ahora, Topo Gigio López?
Bueno, yo sigo lustrando zapatos, aquí, en el Parque Central, porque es el oficio que mejor aprendí a hacer en mi vida; pero si necesitan que les ayude con un granito de arena, estoy a sus órdenes.

¿Cómo mira el boxeo que se practica actualmente en Honduras?
Hay que reconocer que han salido algunos prospectos como el Escorpión Ruiz y el Muñeco González; pero he notado que les falta técnica, lo cual es lo más importante para poder combatir con rivales de mayor categoría; pero es de felicitarlos porque con poco apoyo han llegado muy lejos, y van a llegar más largo porque cuentan con buenos entrenadores.

SUS COMIENZOS

“El Topo Gigio López” aún recuerda sus viejos tiempos.
“El Topo Gigio López” aún recuerda sus viejos tiempos.

¿Cómo se inicia Topo Gigio López en el boxeo?
Comencé a boxear en 1970, a la edad de 15 años, gracias a las enseñanzas del profesor mexicano, Vicente Torres, que entrenaba un grupo de unos 30 cipotes; el instructor era asistido por “El Muco Calola”, Rómulo “El Chino Fiallos”, Venancio Osorio, Alonso Sierra y Porfirio Núñez, quien todavía era boxeador, lamentablemente el instructor mexicano solo estuvo un año en Honduras y los miembros de la Federación de ese tiempo no aprovecharon para continuar con el proyecto del azteca.

¿Dónde entrenaban en esa época?
Lo hacíamos en el desaparecido Gimnasio Rubén Callejas Valentine, el que deberían restaurar para activar nuevamente los deportes que allí se practicaban.

¿Cómo era su forma de pelear?
Yo siempre iba para adelante, pero sin dejar de tirar golpes al rival, y jamás retrocedía, tal como nos enseñó el profesor mexicano, y quiero volver a ver que los entrenadores hondureños le impriman ese coraje a los peleadores catrachos, porque el 1, 2, 3 no es suficiente para ganar un combate, ya que yo tiraba entre 11 y 12 golpes para tratar de vencer al adversario.

¿Usted es diestro, zurdo o ambidiestro?
Yo soy diestro, pero con la mano izquierda tiraba una seguidilla de golpes, especialmente a la cintura, y cuando sacaba la mano derecha era un solo golpe el que le daba al rival, esto me valió para ganar varias peleas, porque nosotros teníamos una pelea cada 15 días, lo que nos ayudaba para estar en buena forma para enfrentarnos a cualquier contrincante.

SOLO RECUERDOS

¿Cuántos años practicó el boxeo?
Lo practiqué desde 1970 a 1983 y tuve como compañeros a Francisco Pérez, Julio López, Rafael López, Franklin Castillo y Abrahán Andrade, entre otros, ya que éramos unos 20 los que salimos buenos para el boxeo.

El veterano dice que podría enseñar boxeo a los jóvenes.
El veterano dice que podría enseñar boxeo a los jóvenes.

¿Tiene fotografías guardadas de las peleas que hizo?
A pesar que hice peleas en Costa Rica, El Salvador, Nicaragua y Guatemala, no pude comprar una fotografía, porque cuando los fotógrafos me ofrecían las gráficas, nunca tenía dinero para adquirirlas, y cuando me entregaban el poquito dinero por haber peleado, los fotógrafos ya no estaban, por eso no cuento con tan siquiera un registro de las contiendas.

¿Alguna de las mejores anécdotas?
En 1983, cuando ya me había retirado del boxeo, vino un salvadoreño para enfrentarse con un peleador de El Progreso, Yoro; pero el hondureño no se presentó al combate en el Gimnasio Rubén Callejas Valentine.

Entonces, El Muco Calola y Dubón Pineda, quienes movían el boxeo en ese entonces, me vinieron a buscar donde estaba lustrando y me dijeron que les ayudara para cumplir con la pelea porque el progreseño no se había presentado.

Les dije que no podía, porque hacía más de dos meses que me había retirado; ante la insistencia les dije que me consiguieran 100 lempiras si querían que combatiera, a lo que ellos accedieron y solo entrené dos horas y media en el plantel de la Piper en Toncontín, y eso fue suficiente para derrotar al salvadoreño. (EB)

PREVENCIÓN

“NOQUEAR” EL RIESGO SOCIAL

¿Hay jóvenes que podrían convertirse en buenos boxeadores?

En los barrios y colonias de la capital hay miles de jóvenes que podrían convertirse en grandes boxeadores, pero lamentablemente, en Honduras han hecho a un lado al boxeo amateur y solo se preocupan por el profesional, ignorando que en el amateurismo podrían descubrir muchachos con grandes aptitudes que después se convertirían en excelentes peleadores profesionales.

¿Considera que sería una buena medida para alejar a los jóvenes de las pandillas?

Claro que sí, porque muchos de los muchachos que integran las maras lo han hecho porque no han encontrado otra oportunidad para salir adelante, y creo que este es el momento de actuar, dándoles oportunidad de incursionar en este deporte, tal como lo hacen otros países.

¿Qué le recomienda al Presidente Juan Orlando Hernández para combatir la criminalidad?

Humildemente, yo le recomiendo al Presidente Hernández que apoye la Federación de Boxeo, para que ellos vayan a esas colonias donde hay miles de jóvenes sin hacer nada, para que les propongan practicar el boxeo y a la par que les ayuden con algo de dinero. Esa sería una buena medida para combatir la criminalidad.