Feliz Navidad para todos

Por Óscar Lanza Rosales

oscar-lanza-rosales.jpg---newEsta noche es especial para todos los cristianos, porque estamos recordando el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo hace 2014 años en Belén, Israel.

Una noche para que estemos en familia celebrando este magno acontecimiento, con entera devoción, pidiéndole al Creador sus bendiciones para que haya más hermandad, armonía y solidaridad en todos los hogares de Honduras y del mundo.

El papa Juan Pablo II que dedicó su mensaje navideño en 1979 a los niños, decía que la Navidad es la fiesta de todos los niños del mundo, porque Cristo nació en Belén para todos ellos. Y agregaba que son ellos que con impaciencia y alegría, se pasan contando los días y las horas que faltan para la Nochebuena, y por eso es que se dice que de los niños es el reino de los cielos.

Y a los adultos se nos ofrece ese reino si somos sencillos como los niños, que están llenos de entrega confiada y son ricos de bondad y puros. Y además difunden por toda la tierra la sugestiva melodía de la Navidad: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.

Es real todo lo que dice el Papa Juan Pablo II, que quienes más disfrutan el nacimiento del Nazareno son los niños, pues los que somos adultos actualmente recordamos con un poco de nostalgia las navidades memorables que pasamos en nuestra infancia. En mi caso recuerdo con mucha emotividad, cuando la mayoría de los niños de la aldea de El Hatillo, bajo la conducción de la profesora Argentina de Agüero, participamos en la realización de un gran nacimiento, con recursos locales, sin nada importado, del cual nos sentíamos muy orgullosos.

Tampoco se me olvida, cuando mi madre desajustando el presupuesto familiar, regresó un 24 de diciembre de Tegucigalpa en taxi, un gusto que no se lo daba tan fácilmente una madre campesina de aquellos días, y con un juguete para cada uno de sus hijos, lo cual creó el ambiente adecuado para que pasáramos una Navidad inolvidable.

Sin lugar a dudas los diciembres son ricos en momentos felices, como cuando se dan esos chispazos de gran felicidad, al regalarle juguetes a niños o niñas, sobre todo en los barrios, aldeas y caseríos de bajos ingresos. La alegría brota a borbollones. También se dan esas grandes alegrías decembrinas en los aeropuertos, cuando nuestros inmigrantes vienen de visitantes solo a pasar las navidades con sus parientes.

Disfruto ver esos encuentros, de abrazos, besos, de rostros alegres y hasta derramando lágrimas de la emoción.

Para nuestros compatriotas en el exterior, nuestro reconocimiento y gratitud por el gran sacrificio que hacen por el bienestar de sus familias y de toda la nación hondureña, pues con sus remesas sostienen en un 30% nuestra economía. Sacrificio, porque tienen que separarse de sus familias, trabajar hasta 10 a 14 horas para poder ahorrar y enviar remesas, y vivir las mil peripecias en tierras extrañas e inhóspitas.

Para finalizar, hago mías algunas frases del Papa Francisco que pronunció en su mensaje navideño del 2013, y que se las dedico con todo cariño a mis estimados lectores:

“La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del amor”.
Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma.

El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida.
La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir.

Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, alegría y la generosidad.
Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor.

El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.
La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y reestableces la paz, aún cuando sufras.

La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.

Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones; tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el reino dentro de ti.

Una muy feliz Navidad para todos.