Inoportuno

Por Roberto C. Ordóñez
Desde que se fundó el Instituto Hondureño de Seguridad Social, se estableció un tope para las cotizaciones. Cualquiera que fuera el sueldo de los afiliados, pagaban solamente por seiscientos lempiras,  o sea 21 lempiras mensuales. Siempre consideré que eso era muy poco y escribí varios artículos afirmando que el techo de la cotización debía subirse.
Durante fui asalariado, nunca pagué más de 21 lempiras mensuales y gracias a Dios nunca he hecho uso de los servicios médicos del IHSS, pero otros sí lo han hecho, así que, lo que yo pagué sirvió para que otros gozaran del servicio, lo cual es justo.
Pero…
Todavía no se ha desenrollado toda la madeja del  enorme culebrón del escándalo financiero del Seguro, y ya se habla de elevar el techo y el valor de las cotizaciones y lo más extraño del caso es que los directivos del Consejo Hondureño de la Empresa Privada estén de acuerdo, cuando siempre han sido los primeros en oponerse.
Digo los directivos del COHEP (algunos directivos de la empresa privada no son empresarios) porque con los empresarios de verdad con quienes he conversado no están de acuerdo. Proponen un aumento escalonado, pero después de que se aclare todo, pues dicen que hasta ahora en la atarraya de la justicia solo han caído unas cuantas sardinas. Los peces gordos y los tiburones siguen sin mácula y sin nadie que los acuse. Para que haya corruptos es necesario que haya corruptores y a estos no les hemos visto el cacho. Solo se escuchan rumores en la calle y conjeturas por todos lados.
Se habla de la guapa “palillona” y la no menos atractiva “chilena” y de los familiares del exdirector, de quienes se ha hecho escarnio. Está detenido el exdirector y unos cuantos de sus colaboradores, pero hasta ahora eso es todo y todos los días se nos anuncian nuevas acusaciones sin darnos  nombres.
Y el asunto se ha movido un poco o más rápido debido a las nuevas autoridades del Consejo Anticorrupción, porque las anteriores durmieron dulcemente cuando estuvieron en la chamba.
Otra cosa inexplicable es que el expresidente Lobo afirma que él ya sabía del asunto, pero que no lo dijo porque las elecciones estaban próximas y no quiso perjudicar a su partido. Yo creí que estaba soñando cuando oí tal afirmación del expresidente, que antepuso los intereses de su partido a la seguridad social de millones de hondureños. Parece que así es la política y así son los políticos. Ojalá no  sean así todos.
Sobre el mismo tema, se está discutiendo en el Congreso una nueva ley del Seguro Social, que  incluirá no solo a los trabajadores asalariados sino también a trabajadores independientes, lo cual es bueno pero es peligroso y hay que tener cuidado. Aumentará la inflación.
El ejemplo de la República Argentina es ilustrativo. En tiempos de Perón y de Evita  universalizaron los beneficios del seguro social. Gozaron del mismo todos los trabajadores, aún los que vendían naranjas en una carreta y nunca habían cotizado. Eran los tiempos de las vacas gordas para la Argentina, que tenía recursos hasta para regalar a algunos países europeos destrozados durante la Segunda Guerra Mundial.
Los españoles de la era franquista hubieran pasado hambre si no hubiera sido por las enormes donaciones de trigo, carne y otros alimentos que el general Perón le enviaba a su amigo el generalísimo Francisco Franco.
Pero esos tiempos se acabaron y ahora Argentina está en el tiempo de las vacas flacas. Hay escasez de todo y los escándalos de todo tipo son comida de todos los días, pero el peronismo sigue dominando la política gaucha, debido al populismo de Perón y su mujer.
Las organizaciones de previsión social como el Seguro, Injupemp, Inprema y otros deben actuar como las compañías de seguro privadas, basando sus cálculos en estudios actuariales y en la creación de reservas, anticipando el número de asegurados que van a morir o enfermar durante la vigencia de su póliza.
Dejar un asunto tan delicado a criterio de diputados que solo levantan la mano es peligroso y en este momento inoportuno.