¡La violencia en la convivencia!

* Odilio Miguel Guevara
odilio-guevaraLos hondureños recién celebramos las fiestas de fin de año, fueron momentos de alegría por estar en familia compartiendo la fiesta del advenimiento del Dios creador del universo, para muchas familias hondureñas es una fiesta triste por las carencias económicas, sin embargo, en estas fiestas con todo y penurias aparece por momentos en esos rostros famélicos la iluminación de una tenue sonrisa; el año anterior 2014, con todos sus sucesos buenos o malos, nos llenó especialmente de enseñanzas y esperanzas, por que para iniciar un nuevo año debemos de tener ilusiones y proyectos, caso contrario, el vivir no tiene sentido.
Oficialmente el gobierno estará cumpliendo en enero su primer año en la dirección y destino del país, se pudo apreciar en su desarrollo de la actividad pública un desmedido interés en convencer permanentemente al pueblo hondureño de su buena gestión, además, se observó una constante propaganda justificadora de las actividades gubernamentales realizadas con el concebido y cuantioso gasto en propaganda en los medios de comunicación hablados y escritos. El gobierno durante el año 2014, mantuvo un obstinado interés en lograr un acuerdo para la aprobación de recursos económicos por el Fondo Monetario Internacional (FMI), pretendiendo cubrir el déficit fiscal y sus obligaciones de inversión, a cambio se vio presionado a cumplir las recetas del FMI, decidiendo despedir a miles de trabajadores de las instituciones del Estado hondureño, despidió gente Hondutel, de la ENEE, etc., canceló instituciones como el Instituto Nacional de la Familia y Niñez, fusionó ministerios para reducir personal, trabaja en privatizar los servicios del Estado y para el año 2015 pretende acelerar la devaluación de la monda con lo cual, provocaría un mayor empobrecimiento de la mayoría de los hondureños. Al devaluar la moneda se incrementan las obligaciones que tiene actualmente el Estado de Honduras con los organismos de crédito internacional, todos los productos importados se encarecen y se genera mayor inflación reduciéndose la capacidad de compra de los hondureños.
Los escándalos administrativos del actual gobierno afectaron la imagen al interior y al exterior de Honduras, fue inaudito el asalto y rapiña que hubo en el Instituto del Seguro Social (IHSS), los niveles escandalosos de delincuencia y crimen ubicaron al país como el más violento del mundo, en el exterior se alertaba a los turistas para que desistieran en viajar a Honduras por el alto grado de inseguridad ciudadana, sin embargo, el gobierno decidió sacar a las calles a los militares y quiso elevar a rango constitucional la existencia de la Policía Militar e hizo esfuerzos por convencer a la población de que los índices delincuenciales se habían reducido, no obstante, el pueblo se mantuvo escéptico porque la violencia campeaba en el año 2014 en toda la geografía nacional.
En la actual crisis, la población vive un desaliento generalizado y el gobierno ofrece su proyecto de reelección pretendiendo reformar la Constitución de la República.
En su diario desempeño la mayor violencia en la convivencia de los hondureños es la pobreza y la pobreza extrema, de los 8.3 millones de hondureños un 67.9% presenta situaciones dramáticas de pobreza, el hambre no se ve como vemos llegar un terremoto, la enfermedad del cólera o el dengue, etc., en esos eventos la sociedad hace despliegues de brigadas para atender la tragedia y para atender la enfermedad, nos volvemos solidarios, sin embargo, con el hambre podemos ver miles de niños muriendo de hambre al año y nos quedamos quietos inamovibles. La gente afectada por el hambre, por su alto grado de desnutrición, en su debilidad física y sicológica generalmente es incapaz de levantarse y protestar, por tanto, quienes pueden rescatar a los marginados no se encuentran dentro de sus filas, los que verdaderamente se interesan en la población excluida son los que recibieron una formación cultural de identidad y solidaridad con esa población excluida.
La marginación, la desnudez, la postración física y moral llevada a cabo por varias generaciones crean lo irreversible, reducen a nuestra gente en parias en gente que ya no piensa porque se les arrebató la esencia del ser humano cual es la conciencia. Un destino inmemorial los ha desnaturalizado, deshumanizado, despersonalizado, están privados de aquel bien que define al hombre: la libertad interior; a los marginados se les hace vivir como decía Emile Durkhein, en un estado incomunicado geográficamente, incomunicado culturalmente, socialmente, se les hace vivir sin reglas, sin obligación, sin instituciones solidarias a la convivencia y de esa forma se les conduce a una deshumanización progresiva.
En Honduras, debemos de dejar de entregar esas regalías como: El Bono Diez Mil y otras filantropías, que no hacen más que denigrar a nuestra gente haciendo más mortificante su sentimiento de inferioridad, considerándolo un hombre inservible que no tiene nada que ofrecer; el hondureño tiene mucho que ofrecer y lo ha demostrado cuando viaja a otros países y se destaca por su buen desempeño. Debemos verdaderamente incorporar a nuestra población al trabajo y llamarnos en un verdadero trabajo coordinado por la solidaridad y al rescate de nuestra población excluida.
¡Que Dios escuche nuestros sanos propósitos!, hasta pronto.