AUSTIN (EE UU) (EFE). El precandidato republicano a la presidencia de Estados Unidos Jeb Bush dijo en la ciudad de McAllen (Texas) que la propuesta de su rival Donald Trump de construir un muro a lo largo de la frontera con México “no es realista”, y aseguró que “no se va a implementar”.
En la fronteriza McAllen, puerta sureña de entrada a Estados Unidos de miles de indocumentados, Bush se reunió con las autoridades locales, expuso sus propuestas migratorias y participó en un acto para recaudar fondos.
Los medios estadounidenses contrapusieron el viaje realizado hoy por el exgobernador de Florida con el que hizo Trump en julio a la también fronteriza ciudad de Laredo (Texas), en la que el magnate inmobiliario insistió en su propósito de construir el muro y dijo que la inmigración ilegal era un “enorme problema”.
El rotativo “The Washington Post” calificó el de Bush como “un viaje anti-Trump”.
En unas breves declaraciones en inglés y español, Bush afirmó en McAllen que el plan de Trump para frenar la inmigración, que incluye la construcción de un muro pagado por México, “no es realista” y no se corresponde con los “valores” de Estados Unidos.
“Esta propuesta no tiene una base conservadora. Nos costaría miles de millones de dólares, violaría los derechos civiles de la gente, no es realista y no se va a implementar. Lo que necesitamos es una seguridad fronteriza que vuelva a funcionar”, subrayó Bush, quien hace unos meses lideraba las encuestas de intención de voto.
Ahora es Trump quien encabeza las encuestas mientras que Bush está de segundo.
Lo que sí hizo el hijo y hermano de expresidentes fue insistir en su propuesta de hacer un “muro virtual”, que pasaría por aumentar los efectivos destinados a seguridad fronteriza y dotarlos de mejoras tecnológicas, como dispositivos de navegación o drones.
El exgobernador de Florida, quien suele presumir de “esposa mexicana e hijos hispanos”, es entre los precandidatos republicanos el que tiene un programa más moderado en cuanto a inmigración y defiende conceder la ciudadanía a once millones de indocumentados.
Ese programa migratorio ha puesto a Bush en el punto de mira de Trump, cuya polémica campaña se ha centrado en los últimos días en atacar a su contrincante y acusarlo de “blando”.