Juticalpa reclama su banda marcial, (1863)

Por: Ismael Zepeda Ordóñez.
El historiador Julio César Valladares, exdirector del Instituto Hibueras de Comayagüela, está realizando una investigación documental sobre los orígenes de las bandas marciales para escribir una historia de la música en Honduras. Esa investigación lo ha llevado a determinar las vicisitudes de los directores de las bandas marciales y su tortuosa relación con el poder. Lo cual hace atractivo el trabajo histórico, a quien desde ya le damos la bienvenida con su obra literaria; y que estoy seguro que contribuirá a enriquecer la bibliografía nacional.
Atendiendo las peripecias de las bandas marciales, compartimos un documento de la corporación municipal de Juticalpa reclamando al gobierno central la devolución de su banda marcial, prácticamente confiscada, durante la administración del Senador Presidente Francisco Montes, 1863; en los términos siguientes: “Sello del gobierno político de Olancho, Juticalpa, mayo 6 de 1863. Señor Ministro de Guerra del Supremo gobierno del Estado. Por la acta del honorable cuerpo municipal de esta ciudad que me hago el honor de dirigir a usted, será impuesto de las quejas del propio cuerpo y vecindario por la retención de cinco individuos de la banda y de los instrumentos que toda ella llevo a esa capital, cuyos pertenecen al expresado cuerpo por haberlas comprado con sus fondos particulares. El desagrado no solamente se funda en las razones antes dichas, sino en la noticia que han esparcido los que llegasen de esa ciudad que el no cumplimiento del compromiso gubernativo, nace del Tambor mayor “Guatemala”, quien capciosamente interrumpió la marcha de los cinco compañeros, cambiando los instrumentos de esta municipalidad, por los más arruinados e inútiles que existían en esos almacenes. Deseosos, pues, que el mandatario supremo, acuerde lo que sea de justicia, en vista de los antecedentes, con extraordinario costo por el referido cuerpo llevo a usted este negocio particular, muy persuadido se dignara oírle de resultas a su muy atento servidor (F) Felipe Bustillo”.
La copia certificada de la municipalidad de Juiticalpa, literalmente dice: “Aureliano Rosales, Alcalde; Froylán Turcios, Secretario Municipal de la Corporación Municipal de esta ciudad, certifican que en Libro de Actas que lleva la municipalidad, al folio 11 y vuelta, se encuentra la del tenor siguiente: “Sala Municipal de Juticalpa, mayo cinco de mil ochocientos sesenta y tres. Reunida la municipalidad en junta extraordinaria, presidida por el señor Alcalde, 1º se dio principio a la sesión con la lectura del acta anterior, que se aprobó y firmó. Considerando: que es muy sensible a este vecindario la falta de Banda cívica que merced a su esfuerzo se había creado. Considerando: que la expresada anca y los instrumentos correspondientes pertenecen a esta ciudad, y que los garantiza este propio cuerpo. Considerando: que la desorganización de la expresada banda, ha sido de una manera desconocida a este cuerpo, pues data de haberla prestado al Supremo Gobierno por el señor Comandante General del Departamento; y que siendo una obligación contraída de nuestra parte su conservación, se acordó: reclamar al señor Senador Presidente, por conducto del Jefe Político, la Banda e instrumentos relacionados, puesto que su creación tiene su origen en una disposición suprema; y puesto que, atendidas las brillantes cualidades personales que caracterizan al Señor Presidente, es solo esperarse proteja la estabilidad de la Banda Cívica; y atendiendo a nuestra suplica, devolviéndonosla en el estado que le fue emprestada. Sáquese copia de la presente, y con el oficio correspondiente dirija al Señor Jefe Político para los efectos consiguientes. Con lo cual se concluyó esta acta, firmándose por ante el Secretario que da fe. Aureliano Rosales. Joaquín Mendieta. Filadelfo Aguilar. Mariano Sánchez, Pedro Bertrán. Alejo Urmeneta. Carlos Zelaya. Froylán Turcios, Secretario. Es conforme con su original. Juticalpa, mayo cinco de mil ochocientos sesenta y tres. (f) Aureliano Rosales. Froylán Turcios, Secretario”.
El gobierno de Montes, manifestó: “Comayagua, mayo 13 de 1863. Contéstese. Que solo hay un instrumento cambiado, y que hoy se le remite; esperando la devolución del que pertenece al gobierno, y que habiendo quedado solamente cuatro instrumentistas de aquella ciudad, hoy vuelven tres, porque uno de ellos es familiar del director de la Banda, y no quiere regresarse. Cumplido”. Una ligera investigación en el archivo nacional acerca de las relaciones entre los gobiernos municipales y el poder central, nos señala que en las plazas de las cabeceras departamentales desde 1825 empezaron a operar bandas marciales patrocinadas por las corporaciones municipales, con el propósito de animar las tardes del sábado y domingo; y las fiestas oficiales. Sobresalen la banda de Trujillo, Comayagua, Gracias, Juticalpa, Yoro y Choluteca. Algunos directores fueron de origen salvadoreño. Recordamos que los parques centrales tuvieron un pequeño kiosko en donde se instalaba la banda para entusiasmar a los parroquianos con música. Marchas militares en honor a caudillos, polkas, valses y tonadas de origen foráneo, eran escuchadas por los jóvenes, que en las caminatas alrededor de la plaza, dejaban oír sus piropos a las muchachas; quienes entre risas, suspiros y miradas sugestivas respondían a los tunantes. En el periódico “El Pacífico” de Choluteca, 1899-1904, he leído los diversos programas de la banda musical de nuestra ciudad, sobresaliendo una marcha compuesta al General Ortez, comandante de armas del departamento. Era director don Teófilo Gonzales, quien además era secretario de la Gobernación Política. Así compartimos con nuestros lectores de “Anales Históricos”, estas notas sobre las bandas marciales.
Fuente: Documentos municipales de 1863. Archivo Nacional de Honduras
Historiador. Choluteca. UNAH
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