Cápsula del tiempo oculta Palacio del Distrito Central

Por: Carolina Fuentes
Fotos: Juan Ramón Sosa
En el Palacio del Distrito Central hay una cápsula del tiempo, pero no es como las que aparecen en las películas de ciencia ficción… Se trata de un depósito oculto en una de las paredes del hermoso edificio, que solo podrá abrirse en el año 2042, es decir, dentro de 26 años…
¿Qué hay adentro de esa urna? Los curiosos echan a volar su imaginación, pensando que quizá alguien escondió allí algún tesoro, pero no es así.
De esta cápsula únicamente puede verse una placa con el siguiente mensaje: “Urna Morazánica, veneración del pueblo de Tegucigalpa, ábrase el 15 de septiembre, año 2042. Primer Concejo del Distrito Central. Marzo-15-1943”.
Todo comenzó en 1937, cuando el general Tiburcio Carías Andino decidió crear el Distrito Central, uniendo para ello las ciudades gemelas de Tegucigalpa y de Comayagüela. En el lugar que hoy ocupa el edificio de la Alcaldía capitalina, en el centro de Tegucigalpa, había un inmueble colonial, de dos plantas, con techos de teja y paredes de adobe, donde funcionaba el Cabildo de Tegucigalpa.

Augusto Bressani fue el arquitecto italiano que diseñó el interior del antiguo inmueble.
Augusto Bressani fue el arquitecto italiano que diseñó el interior del antiguo inmueble.

Sin embargo, este local fue demolido para dar paso a la construcción del actual Palacio del Distrito Central, que inició el 1 de mayo de 1937.
El historiador del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), Nelson Carrasco, explica que “quien ganó este contrato fue el arquitecto italiano Augusto Bressani, que fue el mismo que construyó la antigua Casa Presidencial y otros edificios muy populares en Tegucigalpa”.
Carrasco detalla que el costo de la obra fue en un principio de 128,500 lempiras, una cantidad exorbitante en aquella época, tomando en cuenta que el presupuesto anual de la Alcaldía en aquel entonces era de 30,000 lempiras.
Por si fuera poco, “para terminar la obra, el presupuesto se elevó por todos los materiales y al final fue de 153,700 lempiras”.
En ese entonces, el presidente del Consejo del Distrito Central era Tomás Quiñónez, y el alcalde era don Donato Díaz.
Este edificio de madera, en el que funcionaba el Cabildo de Tegucigalpa, fue demolido para dar paso a la construcción del palacete municipal.
Este edificio de madera, en el que funcionaba el Cabildo de Tegucigalpa, fue demolido para dar paso a la construcción del palacete municipal.

LA CONSTRUCCIÓN

Para edificar el hermoso palacete, se usaron piedras del río Choluteca en las fundiciones, piedra de las canteras de El Picacho y la mano de obra de cientos de reos que en ese entonces también trabajaban en otras obras que se hacían en la ciudad, entre estas, el Puente Carías y las calles empedradas del casco histórico.
“La fachada estuvo a cargo de otro arquitecto, que ya no es italiano, sino catalán, que se llamaba Francisco Prats, que es el mismo que diseña el Teatro Manuel Bonilla”, dice el historiador.
En el edificio también se utilizó cedro, caoba, hierro, vidrios y grifería traída de Nueva York, por medio de la Rosario Mining Company, empresa minera radicada en la comunidad de San Juancito.
“Hay algo notable del Palacio del Distrito Central y es que fue construido en un año; ninguna obra en Honduras se construyó tan rápido, porque siempre las paraban porque se terminaba el dinero; pero este edificio lo iniciaron el 1 de mayo de 1937 y lo inauguraron el 15 de septiembre de 1938, fue un tiempo récord para un edificio, que es muy grande”.

La Urna Morazánica fue creada por el Primer Concejo del Distrito Central, en marzo de 1943, para conmemorar la vida del prócer Francisco Morazán.
La Urna Morazánica fue creada por el Primer Concejo del Distrito Central, en marzo de 1943, para conmemorar la vida del prócer Francisco Morazán.

COSTUMBRE POCO USUAL

El Palacio del Distrito Central tiene tres plantas; en los pasamanos de las gradas, puertas y ventanas se utilizó madera de caoba y de cedro, mientras que los techos y algunas paredes están decorados con detalles elaborados con yeso.
La Urna Morazánica se ubica en la segunda planta del inmueble y el historiador del IHAH expresa que “aquí, en Honduras, fue hasta en el siglo XIX que se hicieron estas urnas, es más que todo como una herencia para las nuevas generaciones que vendrán después de nosotros, es una costumbre no tan arraigada en Honduras y tampoco está en todos los países”.
Este tipo de bóvedas suelen abrirse cada 100 años y en ellas se introducen por lo general documentos u objetos relativos al año en que se crea o relacionados con algún personaje relevante.

Actualmente, en el inmueble funciona la Biblioteca Pública Modelo Municipal, donde niños, jóvenes y adultos tienen acceso a libros y al servicio de internet.
Actualmente, en el inmueble funciona la Biblioteca Pública Modelo Municipal, donde niños, jóvenes y adultos tienen acceso a libros y al servicio de internet.

“Esta cápsula hace honor al bicentenario de la muerte de Francisco Morazán, entonces, imagino que los documentos que están allí son de Francisco Morazán, por allí habría también una campana, que es de las más antiguas de la municipalidad, que la hicieron como en 1873, en Ojojona, es muy famosa”.
El profesional agrega que la cápsula no formó parte del diseño del palacio, sino que fue cavada en una de las gruesas paredes, en marzo de 1943, por el Primer Concejo del Distrito Central.
Carrasco comenta que la tradición de crear urnas con documentos valiosos en su interior no es común en ningún país de Centroamérica, sino que proviene de España, México y algunos países de América del sur. En Honduras, solo la capital posee este tipo de bóvedas.
Estas lindas lámparas cuelgan de los techos.
Estas lindas lámparas cuelgan de los techos.

UNA JOYA CAPITALINA

¿Dónde está la Urna Morazánica?, se le pregunta al guardia de seguridad, Sebastián López (57), quien señala la segunda planta del inmueble, en donde se ve esa placa que reza que la misma deberá abrirse en el año 2042.
¿Sabe usted qué hay adentro de la urna?, se le consulta a don Sebastián, quien contesta que “sinceramente, no sé qué es lo que hay adentro; tengo seis años de trabajar en este edificio y solo sé que es como una bóveda que hay en la pared, habrá que esperar a que la abran…”.
¿Le gusta este edificio?, se le pregunta al centinela, quien afirma: “Sí, es lo mejor de Tegucigalpa… Hay gente que dice que por la noche se oyen pasos y como si alguien estuviera usando máquinas de escribir, pero eso está en la mente de las personas… Yo puedo oír cosas, pero no les doy importancia”.
En el Palacio del Distrito Central se escuchan las voces y risas de niños y adultos. Por las gradas bajan novios recién casados en el Departamento de Matrimonios, pero también niños y jóvenes que han llegado a hacer consultas a la Biblioteca Pública Modelo Municipal que funciona en el edificio.
El bibliotecario Wilmer Pérez conoce muy bien la historia del edificio en el que labora y muestra a LA TRIBUNA la copia de una antigua publicación que hizo el general Carías con motivo de la inauguración de la obra.

Para conmemorar la inauguración del edificio, el general Tiburcio Carías publicó un panfleto con detalles de la obra y su respectivo presupuesto, cuenta el bibliotecario Wilmer Pérez.
Para conmemorar la inauguración del edificio, el general Tiburcio Carías publicó un panfleto con detalles de la obra y su respectivo presupuesto, cuenta el bibliotecario Wilmer Pérez.

En aquella época, el panfleto fue distribuido gratuitamente entre los pobladores y llama mucho la atención ver que incluye no solo una descripción detallada del inmueble, sino también del concurso que se hizo para adjudicar la obra y del presupuesto, especificando desde el precio de las puertas hasta el de los pisos.
Pérez cuenta que para poder construir el palacio, en la publicación se señala que“a la compañía minera Rosario Mining Company y a las empresas alemanas, se les cobró por adelantado los impuestos de 1938, 1939 y 1940, solo así se pudo ajustar el dinero para construir la obra”.
El bibliotecario expresa que en el inmueble también hay otra urna Morazánica, creada durante la administración municipal de doña Nora Gúnera de Melgar, cerrada por ella misma durante una ceremonia, en 1992, y que deberá abrirse hasta en el año 2092.
El Palacio del Distrito Central es un emblema de la capital, una joya arquitectónica, un legado de aquellos antepasados que con el pago de sus impuestos hicieron posible su construcción.