José Virgilio Suarez: Soy Santa Cruz de corazón y no quiero perder mi esencia

* Tengo el titulo más largo y por eso conseguí empleo.
* Convino el arte con la docencia en el Centro Técnico Pedro Nufio.
* Padre Patricio Larrosa se convirtió en mi ángel de la guarda.
Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
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SANTA CRUZ, El Paraíso. El último en llegar pero sin cansancio y aburrimiento. Su nacimiento fue una sorpresa. Uno de esos accidentes que dejó huellas en lo más profundo del alma de doña Olga Betullia Espinoza que a sus 45 años no esperaba tener otro hijo. A su edad sería un milagro dar a luz a su séptimo hijo. En realidad era el último invitado en llegar, “sentía vergüenza que la gente me viera embarazada, especialmente con mis hijos que ya eran mayores.
Así vino al mundo José Virgilio Suarez Espinoza un 4 de diciembre de 1985 en la aldea Santa Cruz del municipio de El Paraíso. Dice doña Olga que cuando nació el bebé ya había olvidado cómo se afana con los niños y qué hacer cuando se enfermaba. El muchachito nació bajo los cuidados de una partera adiestrada (comadrona), que para dicha de José Virgilio, ya no se usaba el almanaque de Bristol para escoger el nombre.

Aldea Santa Cruz, cuna del talento y el arte.
Aldea Santa Cruz, cuna del talento y el arte.

Después de varios minutos de amena plática en el corredor de aquella vivienda donde la paz y la tranquilidad es como una sinfonía, quizá porque el protagonista de este reportaje, encierra en lo más profundo de su corazón esa interminable melodía que se llama vida y gratitud.
Con mi libreta en la mano anotando cada detalle en los alrededores de la vivienda en una pequeña escarpada con vista al sur hacia el municipio de Alauca, Virgilio levantó la mirada diciendo ahora me toca a mí contar la historia de mi vida, “mi niñez no fue fácil, vengo de una familia pobre como la mayor parte de personas en comunidades como éstas donde predomina la pobreza. Mis primeros años en la escuela fueron difíciles pero siempre fui muy aplicado. Lloraba cuando por alguna razón no podía asistir a clases, siempre iba con las bolsas vacías pero con el corazón rebosante.
A los 9 años comencé a descubrir mis dotes artísticos en el canto y la guitarra. El canto lo heredé de mi madre que era cantora religiosa y la música de mi padre que le gustaba dar serenatas en la aldea, por aquellos años una tradición muy bonita.
José Virgilio Suarez recibiendo el diploma del Sexto grado.
José Virgilio Suarez recibiendo el diploma del Sexto grado.

Una vez descubierta mi vocación artística recibí apoyo de mis maestros, entre ellos Obed Estrada y Sergia Medina. En el colegio Yolani Hernández siempre me brindó ayuda y como olvidar a una gran artista que fue la que descubrió mi vocación como lo fue Ruth Maradiaga y Carlos Roberto Romero. Varias veces participé en eventos culturales. Otro de los grandes artistas de la plástica fue Arturo Cárcamo, el profesor Noel Bueso. El profesor Joel David Pineda me introdujo en el ambiente artístico cuando hice mi primera presentación en la Librería Paradiso de Tegucigalpa donde se reunía la flor y nata de los escritores y artistas nacionales.
Pero en definitiva la vida de José Virgilio Suarez no sería para vivir cantando. Él quería más que cantar y tocar una guitarra, soñaba con una profesión que le abriera paso en la vida. Sin embargo, las únicas carreras disponibles en el colegio eran las tradicionales, logré graduarme en Comercio, así que no había claridad en el horizonte, pero prosiguió con la certeza que vendría una mejor oportunidad.
Bajo estas circunstancias logro conseguir trabajo en una empresa concesionaria de automóviles, posteriormente en una compañía farmacéutica, pero trabajo era trabajo y al final estas oportunidades me fueron abriendo puertas, comenta mientras dirige su mirada a la callejuela por donde transitó tantas veces con los pies descalzos.
Durante su estancia en Polonia cultivó amistad con dos chicas que lo ayudaron con el idioma durante los meses de intercambio cultural.
Durante su estancia en Polonia cultivó amistad con dos chicas que lo ayudaron con el idioma durante los meses de intercambio cultural.

Muy seguro de sí mismo, afirma: “no iba a quedarme con una carrera profesional sin posibilidades de mayor éxito. Fue entonces que conocí al sacerdote español Patricio Larrosa, creo que se convirtió en mi ángel de la guarda y de quien recibí mucho apoyo, además logré vincularme en la labor social que realizaba con jóvenes en zonas calientes de la capital.
Para entonces me había matriculado en la Universidad Pedagógica Francisco Morazán donde obtuve el título más largo: “Profesorado de Educación Media en Arte con Orientación a la Música en el grado de Licenciatura”. Tremendo título pero valioso porque con él he logrado muchas cosas buenas.
Así que mi vocación musical se fue perfeccionando participando en el coro de la Universidad bajo la dirección del maestro Rigoberto Martínez y German Hernández que confiaron en mí. Junto al padre Larrosa continué con los proyectos humanitarios en Educación para adultos.
Mis relaciones sociales tomaron un rumbo diferente. Con la Asociación de Intercambio Cultural viajé a Europa, específicamente a Polonia el 2011. No resultó fácil por el idioma pero me las arreglé; y como dicen, preguntando llegué a la Roma para estar en la beatificación de Juan Pablo II. Estuve en Praga y finalmente España.
Fue una linda experiencia viajar sólo y una excelente oportunidad para aprender. Lo mejor que pude hacer fue hablar de Honduras. Allá, nadie sabe dónde quedaba mi país. Como no dominaba el inglés les mostraba una foto de la selección de Honduras y todos decían que era en África porque la mayor parte de los seleccionados son negros.
Su principal orgullo es su madre Olga Betullia Espinoza.
Su principal orgullo es su madre Olga Betullia Espinoza.

Después de esta bonita experiencia y conocer nuestra realidad fuera de las fronteras patrias, mi compromiso con Honduras es mayor. Gracias a Dios por lo extenso de mi título logré trabajo en Educación por lo que ahora soy docente en el Centro técnico Vocacional Pedro Nufio.
Finalmente debo decir que soy Santa Cruz, aquí están mis raíces. No quiero perder la esencia. Me gusta la música, no compito con nadie pero ello no significa que no tenga proyectos que realizar en este campo por lo que próximamente grabaré el material que tengo seleccionado. Tengo mi propio estilo musical para llegar al corazón y cambiar la mentalidad de muchos jóvenes que prefieren el ruido y las extravagancias.
Sí alguna vez escucha cantar a Virgilio, haga de cuentas que tiene frente a usted la voz de los tenores más reconocidos del mundo como Luciano Pavarotti, Placido Domingo y Carrera. Sin duda que no dudará en volver a escuchar su voz. Así es José Virgilio Suarez. Por lo tanto: es orgullo nuestro.[mp_carousel_1 carousel_images=»11711326,11711327,11711328,11711330″ carousel_start=»false»]