Están engañando a JOH?

Por Juan Ramón Martínez

Leyendo el anteproyecto del Código Tributario; escuchando a algunos abogados especialistas en el tema mercantil, estudiando análisis preliminares y consultando con economistas expertos en desarrollo económico, tengo la impresión -bastante inicial por supuesto- que están engañando a JOH.
Porque hay una inconsistencia visible entre el entusiasmo con que el gobernante anunció la emisión de una nueva herramienta tributaria y el conjunto de las conclusiones que he extraído. Después de oír a Mirian Guzmán, directora de la DEI, creo que no conoce a profundidad el tema ni sus efectos para el gobierno. Y que, por consiguiente, a ella también le están entregando un confite envenenado con el cual paralizarán las fuerzas económicas, legitimarán el terrorismo fiscal y le crearán un frente de oposición muy fuerte que ataque -si los opositores mejoran sus dirigencias-, al costado más débil del PN: el bolsillo de sus electores.
Cuando anunció la formulación, discusión y aprobación de un nuevo Código Tributario, con un entusiasmo inusual en estos casos, creía que había efectuado una mejor lectura de sus relaciones con las fuerzas económicas. Y que, además, había estudiado el grado de desarrollo de los agentes económicos productores de riqueza y creadores de empleo. Y que con la nueva norma jurídica buscaría recomponer sus agrietadas relaciones con el mundo empresarial que no solo está representado por Alin Flores, presidente del COHEP y Gabino Carvajal, de la ANDI, pero además, basé mi análisis optimista en la seguridad que él había leído el proyecto contrastándolo con la realidad nacional y utilizando su capacidad de jurista, anticipando los resultados que en la vida económica nacional, tendría su aplicación. Pero no. Tengo la impresión que lo conoce muy poco.
Tan así que creo que no lo ha leído a profundidad, solo ha escuchado a los expertos foráneos. En consecuencia no ha reflexionado sobre los efectos que tendría en la economía y los obstáculos que crearía para la buena gestión que le quiere dar a los asuntos públicos. Y como no dudo de su buena fe, de su capacidad de trabajo y de su compromiso con el objetivo de hacer un buen gobierno, la única conclusión a la que he llegado es que le han engañado. Le entregaron una fruta, exteriormente sana, carcomida interiormente por los gusanos y las bacterias de la descomposición de la materia orgánica que terminará por intoxicarlo a él y dañar severamente a su gobierno. Ante la imposibilidad de prevenirlo personalmente, porque no se pone al teléfono, uso este medio, con el fin de ponerlo alerta, a fin que estudie con mayor diligencia el contenido del proyecto. Y ausculte las finalidades que animan de los redactores de este peligroso proyecto del Código Tributario. Además, aprovecho la oportunidad para poner en alerta a los agentes económicos, a las organizaciones representativas de los mismos, a los más pequeños empresarios que son los que sostienen la economía del país para que indaguen, consulten y escuchen a las personas que están estudiando y analizando este peligroso anteproyecto.
Sin perjuicio de otros análisis, reconozco que se trata de un proyecto que no se adecua a las realidades de una economía en crisis como la hondureña. En vez de factor estimulador, es una herramienta punitiva que desestimulará la inversión y que le dará a la acción recaudadora, unas características operativas inequitativas y poderes extraordinarios que, incluso entrarán en contradicción con los derechos elementales, especialmente, los referidos a la presunción de inocencia, derecho de defensa y oposición a la arbitrariedad. Es tan peligroso el anteproyecto que me decía un especialista en asuntos tributarios que la DEI -con eso nombre o maquillada con otros cosméticos- asumirá para sí el principio de legalidad, de forma que no solo captará impuesto, sino que se convertirá en tribunal que por su propia iniciativa anulará los elementales de derecho de defensa al cerrar negocios, procesar a comerciantes y empresarios, incautar bienes, encarcelar a quienes crea infractores de sus obligaciones tributarias, y aterrorizar dictatorialmente todo el escenario económico. Ante esta peligrosidad, JOH debe sacarse la fruta envenenada de la boca, con la misma habilidad y flexibilidad con que logra lo suyo, sin atropellar; o violar los derechos ciudadanos, o paralizar la economía con lo que nadie del PN ganará las elecciones generales.