Las brigadas que en los últimos días ha desplazado el gobierno central a través de sus diferentes instituciones con el Ministerio de Salud Pública a la cabeza, cruzada a la que también se ha unido las corporaciones municipales de todo el país en la guerra contra el zika, nos permiten llegar a una sola conclusión, dolorosa pero indiscutiblemente cierta. Somos chanchos los hondureños. Tenemos muy malos hábitos de higiene, que ponemos más en evidencia cuando se presentan situaciones como la de estos zancudos que propagan la chikuncunya, el dengue y el zika, entre otras, y que ameritan la emergencia en que estamos. Y cómo no vamos a tener malos hábitos con cabezas de familia formadas por la clase de maestros que ahora tenemos. No le echemos culpa a la pobreza. El chancho es chancho, como también lo son muchos ricos de este país. Sólo es de ver la clase de educación que tienen cuando se ven esas lujosas naves que cruzan por las calles de Honduras, y por cuyas ventanas lanzan al vacío envases y latas de refrescos, envoltorios de chucherías y hasta bolsas rellenas con los desperdicios de las cocinas.
Patricia Inés Mendoza C.
Colonia Kennedy
Tegucigalpa, M.D.C.