JOH, recomendaciones (III)

Por Juan Ramón Martínez

En un país que no entiende de la igualdad de todos, que sigue creyendo en la “superioridad” de los gobernantes frente a los ciudadanos, y que cree que estos son más “dioses” que humanos, darle recomendaciones a JOH, puede parecer “sacrílego”. E irrespetuoso. (Sierra castigó al poeta Molina por atreverse a hacerlo). En mi caso, es una obligación.Surge de los imperativos de la responsabilidad, moldeados por el cariño y entrega a Honduras. Y a su futuro. De allí que, aunque acepte que JOH está haciendo muchas cosas buenas; algunas las ha abandonado; o jerarquizado indebidamente. Y otras, a las que no les ha prestado atención. Por lo que los resultados alcanzados, no son suficientes, satisfactorios y adecuados a las necesidades de un país en crisis.

En primer lugar, JOH debe atender los problemas de la unidad nacional. Está bien que haya diferencias de carácter político. Son la justificación, para los partidos. Pero no se puede ignorar la necesidad de mantenernos unidos, alrededor de una sola bandera y con un solo propósito: el desarrollo de Honduras, el crecimiento de sus fuerzas económicas, la disminución de la pobreza, la atención de la clase media, la supresión de la desigualdad, y el aumento de la libertad de todos, para participar en el esfuerzo por construir una patria mejor. La Constitución ordena que, debe trabajar por la unidad, integrando un gabinete que más que, representación de círculos de afecto, nostalgias o de intereses, exprese la voluntad de todos los sectores de la sociedad. El gabinete actual es parcialmente clandestino. Solo una parte es pública. Requiere de otro, más unido, dinámico; que dé confianza y respeto, sabiendo que les mueve el mismo interés y que trabajan para uno solo y bajo la misma bandera. Al principio del año, dijo JOH que renovaría su gabinete. Como ocurre en muchos otros casos, olvidó su promesa. Y una nueva cuestión lo atrae, distrayéndolo de lo prometido.

En segundo lugar, hay que ordenar de mejor forma las prioridades. Claro que la seguridad es importante; pero no crea empleo. Más bien lo suprime, en vista que el que “alimenta” el delito desaparece. Y no es sustituido por la acción creadora de las fuerzas económicas legítimas. Para ello, sin abandonar el esfuerzo y las estrategias de lucha en contra de la inseguridad, hay que asegurar los espacios conquistados, creando en ellos, unidades de producción libres de la tutela del gobierno y sin la amenaza de la persecución. Hasta ahora, ni el “gobierno” y tampoco JOH, tienen una política económica compartida en que se anticipen los resultados, se conozcan los esfuerzos de todos los actores y se manejen las herramientas, para valorar cómo se logrará satisfacción y bienestar, especialmente para los jóvenes que ingresan al mercado laboral, a las mujeres, a los ancianos y a los que tienen habilidades especiales. Para esto, hay que subordinar la política fiscal a la política de desarrollo, de modo que los buenos resultados de las políticas macroeconómicas, lleguen a la mesa de los pobres. Y no solo se concentren en la puerta de unos pocos, para escándalo de todos. Debe ocuparse del tema de la cultura, que está actualmente abandonado.

Necesita achicar más al gobierno, alejándolo del nepotismo y el clientelismo que lo ahoga e incapacita. Para que sea una entidad de servicio, sin espacio para la corrupción, el enriquecimiento ilegítimo y las alianzas para volver ricos a amigos del régimen o contribuyentes de las campañas. Aquí, no hay espacio para la improvisación; ni para que ingresen los sectarios y los inútiles que, lo que tienen solo es el piropo para los “dueños” del partido o de los influyentes que les rodean. Hay que volver a la profesionalización de la burocracia para que permanezcan los mejores. Y que, en vez de “dueños” del país, sean nuestros empleados, llamados a servirnos en la búsqueda de los objetivos personales, familiares o grupales.
Hay que forjar un pacto social para avanzar. No es cuestión de ponernos de acuerdo para lo pequeño e inmediato, sino para buscar que Honduras salga del atraso, de la explotación de los pobres y de la mendicidad. Unámonos para algo positivo y lógico. No solo para fines electorales. Eso es de muy corto plazo. Y en vez de unidad, fomentará la polarización y debilitará a JOH.