Los ataques ahuyentan a los turistas de Egipto

Los vendedores de las pirámides de Giza intentan permanecer a flote en un momento en que los ataques yihadistas han llevado a la industria turística de Egipto al borde del desastre.

En esta desvencijada casa de ladrillo cercana a las famosas pirámides de Giza, en Egipto, Said Ramadan se prepara para otra jornada vendiendo souvenires. Pero este comerciante de 42 años se siente abatido últimamente. El negocio está mucho más flojo de lo normal.

«Solía ir a trabajar una hora o dos y regresar con 300 o 400 libras egipcias. Ahora considero una bendición de dios conseguir traer a casa diez libras».

Las llegadas de turistas han caído desde 2015 a alrededor de 9,3 millones, desde los 15 millones de 2010. La industria se ha visto duramente golpeada por la agitación desencadenada por el derrocamiento en 2011 del presidente Hosni Mubarak. Un mal agravado por la sangrienta insurgencia liderada por el grupo yihadista Estado Islámico en represalia por el golpe contra el sucesor de Mubarak, Mohamed Mursi, en julio de 2013. En octubre pasado, se desató una nueva tormenta al estallar un avión comercial ruso sobre la península del Sinaí. Murieron los 224 ocupantes, la mayoría turistas rusos.

«Después de todas estas revoluciones, empezamos a oír hablar del grupo Estado Islámico, es todo lo que oímos. Entonces empezaron los asesinatos, así que obviamente la gente dejó de venir. Hay demasiada muerte y demasiados ataques en el mundo árabe, ¿por qué querría venir aquí un turista? Como es natural, los turistas tienen miedo».

Los miles de extranjeros que intentaban a empujones acceder a las pirámides y al complejo de la Gran Esfinge cada día se han desvanecido. Y las docenas de adiestradores de camellos y caballos se pasan horas y horas sin nada que hacer mientras los visitantes rechazan pasear a lo largo de esta espectacular meseta desértica.

«Si los británicos y los rusos no levantan las prohibiciones sobre el turismo en Egipto, eso llevará a la muerte o prácticamente a la muerte del sector turístico egipcio».

Said y otros vendedores se ven obligados a perseguir a unos turistas que se muestran molestos mientras abordan sus autobuses, poniendo al mal tiempo buena cara mientras esperan una oportunidad de negocio. AFP