Maccih

Por Jonathan Roussel

Nunca desfilé con los indignados, ni lo haré. No me gustan los sentimientos de grupo pues llevan a excesos colectivos.

Y cada manifestación de las antorchas fue incrementando esos sentimientos entre los marchistas hasta llegar a niveles inesperados.

Y los acusados por los antorcheros también fueron multiplicando su animadversión hasta llegar a situaciones complicadas. De suerte que igual hay mal querencias peligrosas provenientes de varios bandos. Algunos de esos colectivos no están bien identificados y eso los vuelve más amenazadores.

Esa es la realidad y la Maccih ha recibido ya las primeras raciones de mala voluntad de los indignados y sus patrocinadores.

Oportuno es afirmar que los niveles de corrupción constituyen un gran problema para Honduras. Y si esta es la ruta pues bienvenida pero no olvidemos que tiene varios senderos y algunos muy retorcidos y no muy lejanos en el tiempo pasado.

Aquí cada quien tiene su propia lista de casos que piensa deben ser investigados y juzgados. De todos los tiempos. Ya. Sin tardanza en un juicio sumarísimo y condenados de antemano.

Muchos no participaron en las marchas de los viernes por estar ocupados en cuidar de sus familias y luchando por el frijol diario. Y esos son la gran mayoría. Y deben ser escuchados.

También está presente el componente partidario y en algunos casos ideológico multiplicando las posibilidades de destrucción de entidades públicas y privadas. Menos mal que el vocero de la Maccih dijo que ellos no le harán la agenda a nadie.

Para poner en marcha la Comisión deben examinar leyes vigentes y sus posibilidades de uso, interpretación, sustitución y adecuación. Tiene que hacer los protocolos para que funcionen rápidamente. Escoger y entrenar policías, fiscales y jueces y sobre todo generar confianza. Y para eso y más tienen el carácter necesario.

Hay una realidad después de esto, nuestro país no volverá a ser igual. Será mejor.

Y pase lo que pase y caiga quien caiga que Honduras siga siendo una nación democrática y en marcha hacia un gran futuro. Y puede ser que algunos que presumen inocencias resulten grandes culpables y los culpables mediáticos de ahora, no lo sean.