‘La lucha sigue’ tras la muerte de Berta Cáceres

Entre gritos de «justicia» y «la lucha sigue», miembros del movimiento popular de Honduras convertían este viernes en una protesta social de gran magnitud el funeral de la dirigente indígena Berta Cáceres, asesinada por sicarios el jueves.
Cáceres fue asesinada la madrugada del jueves en la ciudad de La Esperanza, unos 200 km al noroeste de la capital. Luego el cuerpo fue trasladado por las autoridades a Tegucigalpa para practicarle la autopsia y entregarlo a la familia.
La noche del jueves, más de mil personas despidieron en un centro social sindical de Tegucigalpa a la familia de la indígena lenca, coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), para trasladarlo a La Esperanza.

MOVILIZACIONES

Este viernes, en La Esperanza, cientos de indignados activistas del movimiento social velaban el féretro con los restos de la ambientalista indígena, criticando al gobierno por no haberla protegido pese a recibir amenazas de responsables de una empresa que pretende construir una represa en un río de la zona.
«Vamos a continuar la lucha de ella contra este sistema depredador», afirmó Norma Cruz, del Partido Socialista de los Trabajadores, dirigiéndose a unas 300 personas reunidas bajo un toldo en el patio de la casa de Berta Flores, la madre de la dirigente asesinada, donde eran velados los restos.
«Justicia, justicia», «Berta vive, la lucha sigue, sigue», coreaban unas 400 personas que protagonizaron una protesta por calles de la ciudad, acompasada por los tambores de activistas negros garífunas, que asistían a la vela.
Copinh denunció que a pesar de tener medidas cautelares dictadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), «durante los últimos seis meses Berta recibió amenazas constantes cuya intensidad iba incrementando, disparos contra el carro, mensajes y amenazas verbales directas, por parte del ejército, la policía, el alcalde (de la zona de la represa) Raúl Pineda y la empresa DESA» por oponerse al proyecto hidroeléctrico.

MEXICANO FINGIÓ MUERTE

Copinh relató que Cáceres y el activista mexicano Gustavo Castro Soto, de la organización Amigos de la Tierra México y otras agrupaciones, «fueron víctimas de una agresión con arma de fuego, lo que causó la muerte de Berta y lesiones graves a Gustavo».
Explicó que un grupo de hombres armados entró por la puerta trasera de la vivienda y disparó contra ambos. «Las primeras detonaciones fueron en contra de Berta provocando su muerte. Gustavo Castro recibió dos impactos de bala, uno de los cuales le rozo la mejilla y otro en la mano, rodando por el piso haciendo creer a sus atacantes que había muerto».
La policía dijo que hay un sospechoso detenido y Copinh denunció que el arrestado es un miembro de esa organización identificado como Aureliano, Molina, y considera que «es posible notar» que pretenden acusarlo de «cometer un crimen pasional (…) además de fabricar evidencia para señalar a otros integrantes del Copinh como culpables o cómplices del crimen».
Sin embargo, el presidente Juan Orlando Hernández prometió que con ayuda de Estados Unidos investigará lo que denominó un «crimen contra Honduras».
También está detenido el guardia de la colonia donde se registró el crimen y un tercer hombre del que no se dieron detalles.
«El embajador de Estados Unidos, James Nealon, nos visitó y dijo que habló con el presidente (Hernández) ofreciéndole que es una petición de su gobierno y del presidente (Barack Obama) de poner todo el esfuerzo que sea necesario para esclarecer este crimen», dijo a la AFP el hermano de la víctima, Gustavo Cáceres.
Desde el flamante ganador del premio Óscar Leonardo DiCaprio hasta organizaciones ambientalistas en Europa, reclamaron al gobierno de Honduras esclarecer el asesinato de la ganadora del premio Goldman 2015.
«Increíble la triste noticia desde Honduras esta mañana. Debemos honrar la valiente contribución de Cáceres», escribió en un tuit DiCaprio.
«El asesinato de la líder indígena de Honduras, Berta Cáceres, es horrendo crimen», afirmó el secretario general de la OEA, Luis Almagro. «Que se esclarezca ya», demandó.
«Hoy estuviera cumpliendo 45 años. No solo era mi hija sino que era mi amiga y compañera de lucha a la encaminé para que siguiera batallando para sacar adelante (a la gente de) las grandes necesidades que hay en este pueblo», afirmó a radio Globo, Berta Flores, de 83 años, madre de Cáceres.
Ver video desde el móvil