En toda escena del crimen, los autores materiales siempre dejan huellas, pruebas o indicios de su presencia que permiten a la ciencia, tecnología forense y a los investigadores responsables de esclarecer el hecho, elaborar un marco de referencia para establecer el patrón del delito, a pesar de que intenten antes borrarlas o distorsionarlas, como aconteció con el asesinato de Berta Isabel Cáceres Flores.
Lo anterior fue confirmado a LA TRIBUNA por miembros del equipo multidisciplinario que lidera el MP con la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC) y que refuerzan las declaraciones que hizo pública en una carta, en redes sociales, el principal testigo y víctima de intento de asesinato, Gustavo Castro Soto, compañero de lucha y amigo mexicano de Cáceres Flores.
“(…) No escuché carros llegar ni irse cuando el asesinato; el escenario del crimen fue modificado y alterado; las pruebas de sangre y otras dejaron líneas en blanco que luego pueden ser alteradas (…), es parte de lo que expresó Castro Soto en su carta pública, en momentos que servía a las autoridades hondureñas como testigo protegido.
Según el testimonio o declaración del mexicano ante el Juzgado de Intibucá el día posterior al asesinato (3 de marzo), a él le fue a socorrer un miembro del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), quien lo sacó de la casa ubicada en residencial El Líbano, de La Esperanza, para resguardar su vida, tras las constantes llamadas hechas de uno de los teléfonos de Cáceres Flores con las que pidió ayuda.
LA TRIBUNA conoció en el Juzgado de Intibucá, que en el testimonio se puede leer que Gustavo Castro Soto afirma que al haber sido sacado de la casa, se dio cuenta después que varias personas ingresaron a la vivienda, y por último llegaron representantes del MP.
Esto para las autoridades de seguridad y justicia ocasionó molestia, porque se contaminó la escena del crimen, aunque se logró recolectar evidencias que permiten con el uso de tecnología y criterio de expertos rescatar indicios de culpabilidad.
PRUEBAS RECABADAS
A pesar de las irregularidades encontradas en el transcurso de las investigaciones desde el 3 de marzo, cuando se dio parte a las autoridades, información de entero crédito recabada por LA TRIBUNA, en La Esperanza, en la escena del crimen se pudo comprobar que algunas huellas de zapatos fueron borradas de una de las puertas que los criminales patearon cuando invadieron la casa de la víctima.
Sumado a eso, el cuerpo inerte de Cáceres Flores, fue movido de la propia área en que quedó adentro de su dormitorio, es decir que una o más personas la tocaron, la acomodaron de su última postura, tras recibir los tres disparos en su cuerpo que le ocasionaron la muerte, según el análisis hecho de la escena y posterior recreación de la misma la semana pasada, a unos días del crimen.
Sumado a eso, las manchas de sangre estaban esparcidas en varias partes de la habitación de las dos víctimas (Cáceres y Castro), incluyendo puertas, paredes y mesas según se constata en un registro fotográfico en poder de la ATIC. Pero al hacer revisión de otras evidencias presentadas por la policía de Intibucá, en las fotografías ya no aparecían determinadas huellas y manchas de sangre.
Ante esta situación, las pruebas de Luminol revelaron las manchas que no lograron borrar de la escena del crimen, incluso se hizo el registro fotográfico en donde se observan varias huellas de zapatos de personas que contaminaron el área, pero se pudo rescatar lo que pretendieron ocultar los supuestos criminales, respecto a la sangre y huellas en las puertas.
ETAPA CONCLUYENTE
Desde el pasado jueves 3 de marzo, agentes policiales, ATIC y fiscales detuvieron a tres personas, dos de ellas en calidad de testigos y uno como sospechoso del crimen.
Uno de ellos es el ciudadano de origen mexicano, sociólogo y activista ambiental, Gustavo Castro Soto, a quien Cáceres le prestó una de sus habitaciones la noche de su muerte y resultó herido por arma de fuego en una oreja y mano.
Asimismo, el guardia de seguridad de la residencial El Líbano, sitio en donde Cáceres vivía, José Ismael Lemus Lemus, es el otro testigo del caso.
El tercero detenido en ese momento como testigo sospechoso, Aureliano Molina Villanueva, amigo de confianza de Berta y miembro activo del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh).
Todos rindieron declaración ante el Juzgado de Intibucá, al igual que una decena de personas más, con las que la víctima tuvo comunicación o estaban relacionados directamente, incluyendo los testigos protegidos y el sospechoso, que en aquel entonces fue detenido, pero recobró la libertad al no tener pruebas concluyentes en su contra, aunque se le pidió seguir apoyando para resolver el caso.
El MP a través de la Fiscalía Especial de las Etnias y Patrimonio Cultural, la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), el Centro de Medicina Legal y Ciencias Forenses y la Dirección de Policía Nacional del departamento de Intibucá, trabajan en el esclarecimiento del crimen de la defensora del ambiente, Berta Cáceres, ocurrido el 2 de marzo en su residencia.
Esta semana será crucial para que el MP, logre incoar acciones penales contra los supuestos responsables del crimen de la dirigente indígena y defensora del medio ambiente Berta Isabel Cáceres Flores, luego de un trabajo investigativo en donde la prueba científica ha sido trascendental, según lo manifestó el Gobierno por medio de un comunicado emitido el pasado jueves.
Doce días son los que han trascurrido en un caso, en donde no solo Honduras; sino el mundo mantienen la atención y expectativa de conocer ¿Quién mató a Berta Cáceres? por lo que asisten esta investigación agentes de los EE UU, quienes han sido vistos desde la semana pasada en La Esperanza, departamento de Intibucá.
Información revelada a LA TRIBUNA, por el equipo multidisciplinario,hablan de cuatro hipótesis establecidas en torno al posible móvil del crimen, son dos las que tienen mayor fuerza y de las que se desprenden aún las líneas de investigación en su etapa concluyente.
DATOS
El Luminol es el nombre de una técnica para la detección de sangre, es una herramienta bastante útil para las investigaciones, que se aplica en completa oscuridad, en superficies en donde se presume que existen rastros de sangre.
La sustancia se utiliza para establecer cómo ocurrieron realmente los hechos criminales, en especial en escenas alteradas, lavadas y en hechos ocurridos mucho tiempo atrás. El Luminol se puede aplicar en cualquier superficie, sea madera, cemento, tela, cartón o vidrios.
Demoras, hallazgos
** Más de tres horas se demoraron en reportar la escena de crimen a las autoridades, al mexicano lo sacó un miembro del Copinh, horas después ingresaron varias personas y por último llegaron autoridades lo que provocó contaminación del caso.
** Dos personas ingresaron violentamente a la vivienda, según testimonio del mexicano, pudo haber identificado a uno, el que le apuntaba.
** Hay dos armas que se analizan, una tipo revólver calibre 38 y la otra calibre 9 milímetros.
** MP hasta las puertas de la casa las quitaron para trasladarlas a Tegucigalpa para salvaguardar evidencias.
** Premio Goldman, liderazgo en Copinh ¿bendición o maldición?, fueron algunas preguntas que se hacían los investigadores en algunas líneas de trabajo que aún no concluyen.