El relato pasional de Kate Del Castillo sobre ‘El Chapo’

«Mi corazón se paró por unos segundos antes de empezar a batir a una velocidad increíble. Empecé a sudar, palidecí, mis manos temblaban…».
No, no es un extracto de una novela de Corín Tellado, sino el relato del encuentro entre Kate del Castillo y El Chapo Guzmán contado por la propia actriz.
El texto ha sido publicado por la revista ‘Proceso’ este fin de semana. La ‘reina del sur’ da una versión (muy) rosa de su relación con el narcotraficante, ese que le llegó a decir «te cuidaré más que a mis ojos», y en el que intenta exculparse de mantener cualquier tipo de relación ilícita con él.
«Mi intención siempre fue hacer una película. Nunca ha recibido dinero del señor Guzmán», insiste Del Castillo, a pesar de las informaciones que apuntan a que El Chapo le dio dinero para su empresa de tequila, Honor del Castillo.
Según la actriz, esta historia se remonta al año 2012, cuanto tras unas vacaciones publicó una polémica serie de tuits: «Señor Chapo, ¿no estaría padre que empezara a traficar con el bien? Anímese, sería usted el héroe de héroes, trafiquemos con amor, usted sabe cómo».
El mensaje, que muchos interpretaron como un apoyo al criminal, le valió a Kate una oleada de críticas. «¿Por qué disculparme? ¿Qué pasa con la libertad de expresión? Sería autocensurarme. Algo me decía que me tenía que mantener fuerte y leal a mi pensar», analiza en su carta.
Kate tuvo que esperar tres años para que sus mensajes diesen sus frutos. Los abogados de El Chapo se pusieron en contacto con ella porque el narco quería conocerla. «Tuve un mini-infarto», rememora.
«El señor Guzmán rehusó darle los derechos a todos excepto a mí. Darme los derechos de su vida… ¡¿A mí?! ¿Por qué yo?, les pregunté. ‘Porque la admira, confía en usted plenamente.
Le tiene respeto porque usted habla la verdad y le gustó mucho su trabajo en La Reina del Sur«.
Lo cierto es que Kate del Castillo se alarga más en los prolegómenos de su relación que en el famoso encuentro con El Chapo y Sean Penn, que terminó con la detención del narco. De esa noche, solo cuenta que «no pude quitar mi mirada del hombre que se había escapado por segunda vez de un penal de máxima seguridad».
«Él me tomó del brazo.
El corazón me latía a una velocidad que no sabía que era posible. Él me veía con esa mirada penetrante que me atravesaba el cráneo.
Tal vez mi voz estaba firme, pero todo dentro de mí temblaba, me sentía una nada. Su mirada, que no me había quitado de encima, se clavó aún más en la mía», cuenta. La pasión que narra terminó en un abrazo.