Papá viudo vende frutas por su hija

El comerciante José Luis Cruz Cáceres (46) era un excelente esposo, según cuentan sus vecinos. Por obra del destino, quedó viudo, después de luchar cinco años, tratando de salvarle la vida a su esposa, la que finalmente murió de insuficiencia renal, a sus 36 años.
Siempre fue un magnífico padre, pero ahora debe trabajar hasta 14 horas continuas al día, para poder sostener a su hija de 11 años, quien cursa el sexto grado en la escuela Montes de Bendición, de la colonia con ese mismo nombre.
Para poder sobrevivir, José Luis se levanta todos los días a las 4:00 de la mañana, y una hora después se marcha al Mercado Zonal Belén, donde compra algunas frutas y verduras, para venderlas en colonias como la Jerusalén, Arcieri, Nueva Capital y David Betancourt, entre otras.
“A las 7:00 de la mañana comienzo a ofrecer el producto, y a veces son las 8:00 de la noche y no he podido vender los mínimos, los aguacates y tomates, pero ya he caminado muchos kilómetros; al día siguiente, mi hija y yo podemos almorzar dignamente”.
Para poder estudiar en la escuela, la niña de 11 años en muchas ocasiones es ayudada por el Centro de Desarrollo Integral (CDI) de la colonia Arcieri, dirigido por Bessy Flores, que le dona los zapatos y útiles escolares. Además, recibe formación cristiana en la Iglesia Jesucristo de las Naciones.
AMOR Y SACRIFICIO

En cuanto regresa su papá, la pequeña le muestra las tareas hechas, a la vez que le pide ayuda para concluir las demás.
En cuanto regresa su papá, la pequeña le muestra las tareas hechas, a la vez que le pide ayuda para concluir las demás.

José Luis relata que él fue muy feliz con su esposa, Jacqueline Fúnez Ríos, quien falleció el 6 de septiembre del 2015, al sufrir un paro cardíaco, ya que por cinco años padeció de insuficiencia renal.
“Jacqueline murió en mis brazos, ella era todo para mí, y mi hija, pero ese día Dios decidió llevársela… Hoy solo me queda luchar para que nuestra niña pueda culminar una carrera universitaria, que es lo que ella anhela y lo que también soñaba su madre”.
El viudo recordó que tres o cuatro veces a la semana tenía que ir con su esposa al Hospital Escuela Universitario (HEU), para que le realizaran las hemodiálisis, para lo que debía hacer grandes sacrificios económicos, aunque eso no le importaba, porque su deseo era que ella se sanara.
“Por falta de dinero, en muchas ocasiones tenía que llevarla chineada hasta la estación de buses, ya que el carrito que teníamos lo tuvimos que vender a precio de gallo muerto, para comprar algunos medicamentos”, relató José Luis, limpiándose las lágrimas que le rodaban por las mejillas.
Por su lealtad a su esposa, por quien se esforzó para que no pereciera, y porque ahora trabaja de sol a sol para que su hija salga adelante, José Luis Cruz Cáceres es un padre ejemplar, verdaderamente responsable.
Si alguien desea “premiar” a este buen hondureño, hoy, que se festeja el Día del Padre, pueden comunicarse con él al teléfono 3291-6621. (EB).