Política fiscal eleva 4.5% los niveles de pobreza

La política fiscal aplicada en Honduras durante los años recientes ha profundizado los niveles de pobreza al restarle poder adquisitivo a la población lo que se traduce en menos acceso a servicios básicos y alimentos, revela un estudio presentado este miércoles en Tegucigalpa.
El informe se denomina “La reducción de la Pobreza y la Desigualdad”, elaborado por técnicos del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), en el que se hace énfasis en la necesidad de replantear las medidas mediante un “Pacto Fiscal”.
El estudio encontró que la acción de la política fiscal es mayor sobre la desigualdad que sobre la pobreza extrema, lo que se produce por medio del gasto público, no así por medio del ingreso.
Destaca que la política fiscal tiene un mayor efecto distributivo en la zona rural que en la urbana, sin embargo, advierte que el efecto total de las medidas macroeconómicas conlleva un incremento de la pobreza extrema.
Es así que en el sector rural, la pobreza extrema aumentó de 32.1 a 32.5 por ciento en los últimos dos años, mientras que la pobreza total pasó de 49.7 a 54.2 por ciento durante este período.
El incremento de la pobreza se debe a que las transferencias y subsidios que recibe la población son menores en comparación con la cantidad de impuestos, la mayoría indirectos, que pagan al gobierno.
EN 10% CAE ACCESO A LA COMIDA
Las mediciones muestran que antes de la aplicación de medidas como “el paquetazo fiscal” del 2014, la pobreza rural, medida por el Coeficiente de Gini, era de 0.5682, luego cayó a 0.5417 lo que equivale a una disminución total del 4.7 por ciento.
Mientras que en la zona urbana el efecto redistributivo es más limitado al caer la desigualdad del 2.9 por ciento, en ambos casos las transferencias condicionadas, el gasto en salud y educación son los que presentan mayor incidencia.
En resumen el estudio evidencia que la disminución de las desigualdades sociales, pese a ser mínimas han sido desde el lado del gasto y no del ingreso.
Lo anterior se puede apreciar a diario, comentó Adalid Irías, defensor de los consumidores, porque en los últimos dos años, aseguró que el poder adquisitivo de la población ha caído a tal grado que con un salario mínimo solo se puede acceder a menos del 50 por ciento de la canasta básica alimenticia.
“Esto genera mayor pobreza e inequidad y altos niveles de desnutrición por la poca accesibilidad a la comida, porque cuando la canasta básica ha aumentado entre un 8 y 10 por ciento, indica que la población es más pobre”.
De tal forma, agregó, que el impacto es más fuerte entre los segmentos más pobres del país, porque el consumidor final es el que soporta todos los aumentos que se dan en las cadenas productivas. (JB)