NOS COMEN Y NOS ERUCTAN

RECORDAMOS la preocupación manifestada por distintos sectores nacionales, dizque por la mala imagen que daba el país en el exterior cuando, finalizado el periodo legal de la Corte Suprema anterior, los diputados tuvieron que someterse a varias rondas de votaciones para elegir a los nuevos magistrados. “Huy, qué barbaridad –ronroneaba el ambiente político– se está poniendo en precario el Estado de Derecho”. Como aquí pasan pendientes de la opinión ajena más que de la propia, “¿qué van a decir los extranjeros de nosotros, la cooperación externa, los diplomáticos?”. Así son las cosas que causan trastorno en estas naciones intervenidas, sometidas a la presión internacional, en todas sus modalidades. Sin embargo veamos, solo para objeto de los contrastes, lo que sucede en otras latitudes. Si en esas naciones que no forman parte del bloque tercermundista, sufren alteración de los nervios cuando ocurren inconvenientes parecidos.

Los resultados comiciales, a partir del 20 de diciembre del año pasado, dieron a España el Congreso más fragmentado que el país haya tenido hasta ahora. Desde entonces, pasan más de tres meses sin que los españoles hayan podido formar gobierno. Mientras ello no ocurra, y no se constituya el gobierno definitivo, hay uno en funciones –transitorio– bajo el mando del presidente anterior, cuyo partido, aún cuando obtuvo marginalmente una mayoría de votos, no pudo producir la coalición necesaria para continuar en ejercicio del poder. El rey invita a Rajoy y a su partido el PP a formar gobierno, pero no hay ninguna otra fuerza política que quiera acompañarlos, así que para el 22 de enero del presente año, declina. (Sin embargo se instala la mesa del Congreso gracias a los votos del PSOE de Ciudadanos y el voto en blanco del PP). El rey inicia la segunda ronda de conversaciones. Da audiencia a los grupos en el Congreso para auscultar presidenciables, pero encuentra que las posturas se mantienen invariables. El líder del PSOE acepta someterse a la investidura, buscando llegar a acuerdos con Ciudadanos y Podemos –dos fuerzas políticas incompatibles– con tal de dejar al margen al partido gobernante de Rajoy. Ya estamos a la altura del 3 de febrero cuando inician las conversaciones. El 12 de febrero se produce un encuentro tenso entre Sánchez del PSOE que aboga por el gobierno “del cambio” y Rajoy que insiste en “la gran coalición”. Ni siquiera, por cortesía, se dieron la mano. El 15 de febrero irrumpe Podemos con una propuesta, arrastrando a IU –dejando afuera a Ciudadanos– pero obtiene la instantánea negativa del PSOE. Sin embargo el 24 de febrero PSOE acepta la propuesta de Ciudadanos que contempla una reforma “exprés de la Constitución”. Las bases con una ligera mayoría aceptan el acuerdo.

El líder del PSOE se presenta no más que para cumplir con la formalidad a la primera sesión de investidura, ya que solo con Ciudadanos no puede ser elegido ni en la primera ni en la segunda votación. En efecto fracasa la primera votación. 130 votos a favor, 219 en contra y 1 abstención. Dos días después, se presenta a la votación donde solo se ocupa mayoría simple, pero tampoco la consigue. Siempre son 219 votos en contra y solo 131 votos a favor. Si para el 3 de mayo no alcanzan un pacto, automáticamente se convoca a nuevas elecciones. No es desconocido para Sánchez del PSOE que esta es su última oportunidad ya que tiene seria competencia por el liderazgo dentro de su partido, que difícilmente lo postularía de repetirse las elecciones. Podemos tampoco quiere arriesgarse a perder fuerza en una nueva elección, mientras debe lidiar con conflictos internos. ¿Cómo hacer batido de Podemos y Ciudadanos si son como el agua y el aceite? Además, ¿cómo resolver las exigencias de las fuerzas separatistas que quieren desintegrar un pedazo del territorio de España, para convertirse en Estado autónomo, tesis que comparte Podemos pero no Ciudadanos y difícilmente el PSOE? Imagínese el amable lector, ¿si aquí se produjese algo similar a lo que acontece en la madre patria, cómo nos comerían los de adentro y nos eructarían los de afuera?