La capital que se envuelve en su abrupta topografía

Por: Carlos Arturo Matute. 

Muchos nos  quejamos  por el embotellamiento vial a diario en Tegucigalpa y Comayagüela. Algunas acciones paliativas se están haciendo. Pero esto del ordenamiento irregular de la capital viene desde nuestros ancestros.

Decíamos en reportajes anteriores que es con la llegada de un nuevo alcalde mayor, el capitán Joan Lobato, que se implementan las ordenanzas de planificación. Corría el año 1608.

El desorden imperó desde la génesis. Según los historiadores, ya para 1854 la ciudad se ha ensanchado hacia la ribera opuesta del río Grande. El crecimiento de zonas fuera del área urbana se ve dificultado por las distancias y el medio de transporte de la época, a tracción animal.

PARRILLA

Un ayer. El crecimiento de zonas fuera del área urbana se vio dificultado por las distancias y el medio de transporte de la época, a tracción animal. Aquí por La Leona. 1933.
Un ayer. El crecimiento de zonas fuera del área urbana se vio dificultado por las distancias y el medio de transporte de la época, a tracción animal. Aquí por La Leona. 1933.

Por la topografía imperante en las nuevas zonas, el trazado de calles comienza a volverse irregular. Reordena su trazado. Le da a la zona la forma de “parrilla” que aún perdura en los barrios del Centro y la Plazuela. Posteriormente La Moncada y Barrio Abajo.

Este tipo de planeamiento a modo de “damero” viene del “plan hipodámico”, apelativo proveniente del nombre del arquitecto griego Hipodamo de Mileto considerado como uno de los padres del urbanismo europeo.

Este profesional organiza una urbe mediante el diseño de sus calles en ángulo recto. Crea manzanas rectangulares que provocan ventajas pero también inconvenientes. Entre sus beneficios: Una configuración perfectamente distinguible en su trazado vial. Su parcelamiento es más fácil por la regularidad de formas de sus cuadras.

Empinada. Cuesta Lempira. También tiene mucha historia.
Empinada. Cuesta Lempira. También tiene mucha historia.

La historia registra que no es una disposición adecuada en ciudades de abrupta topografía. La fuerte pendiente de las calles de la capital es un inconveniente.

Y aquí viene el contraste. Sus gradas, empinadas cuestas, senderos, callejuelas y callejones, cual “recovecos”, han sido musa para artistas. Temas para bohemios, pintores y poetas. Si se mira desde otra óptica que deja brotar romanticismo, encantos y nostalgias de un ayer.

CUESTAS

Para el siglo XVIII el pequeño llano de Tegucigalpa era de apenas 50 hectáreas. Y ya rebasaba con sus cuarenta y tantas cuadras, única área propicia en el delineado recto de calles.

Primeras. Autoridades edilicias de un ayer decidieron construir las primeras calles escalonadas o llamadas escalinatas, en los barrios El Olvido (foto) y La Hoya.
Primeras. Autoridades edilicias de un ayer decidieron construir las primeras calles escalonadas o llamadas escalinatas, en los barrios El Olvido (foto) y La Hoya.

La Villa de San Miguel no tuvo más remedio que extenderse hacia las faldas de los cerros al norte y a las cuencas empinadas de los ríos Choluteca y Chiquito.

Esto provocó una red de calles, callejuelas y callejones que en su adaptación al terreno originó muchas inclinaciones severas. Otras serpenteantes. Nombraremos algunas. Solo de un vistazo a cuestas como la del “Perro ahorcado”, subida a barrio El Bosque.

Allá a comienzos de los años sesentas, aquí, el pie del cerro ahuecaba un gran abismo. Esta calle era de tierra. En más de una oportunidad hubo accidentes de buses que estrepitosamente fueron a parar al fondo del precipicio con todo y pasajeros con resultados mortales. Hoy esta zona está llena de viviendas.

Legendaria. Hacia  barrio Buenos Aires. Antes la llamaban “cuesta del café Corona”.
Legendaria. Hacia barrio Buenos Aires. Antes la llamaban “cuesta del café Corona”.

Vámonos ahora a las llamadas “vueltas de La Leona”. Son en forma de “s” pronunciada en donde los “galones”, como se les llama a estos legendarios y “largos” buses amarillos, serpentean las estrechas calles. Desde siempre han transportado pasajeros a los barrios altos de la capital como EL Bosque, La Leona, El Edén, Tierra Colorada, Buenos Aires, entre otros.

HÁBILES

Hábiles conductores hacen malabares para sortear estas estrechas curvas y enfrentar peligrosas pendientes. Y qué dicen de esta otra cuesta, viniendo de La Ronda hasta llegar al parque La Leona.

Ayer y hoy. Cuesta de La Hoya. Mismo ángulo. La capté con ausencia de tráfico vial aprovechando un día feriado.
Ayer y hoy. Cuesta de La Hoya. Mismo ángulo. La capté con ausencia de tráfico vial aprovechando un día feriado.

O la empinada al mismo barrio Buenos Aires que se le llamó en un comienzo “cuesta del café Corona” ya que en ese entonces se instaló aquí la fábrica de ese producto. Por ahí cerca, la cuesta de “La Fuente”.

La legendaria cuesta “Lempira” que emulando el valor que demostró el cacique del mismo nombre, quizá por ello así la nombraron. Por el “valor” de quien enfrenta su empinada pendiente. Es más, nos cuentan que hace muchos años atrás era de doble vía.

Temerariamente por aquí subían carros que no por ser pocos, muchas veces se vieron en aprietos evitando accidentes con los que venían bajando. Era una completa odisea llegar a lo alto de esta vía en la capital.

De esta forma, tan peligrosa se presentaba, que aquí se probaba la habilidad de los conductores. Dicen que, de subida, las antiguas autoridades de Tránsito aquí traían a los aspirantes a una licencia de conducir para ver si “las podían” pasando el examen práctico en tan pronunciada pendiente. Por algo después la dejaron con una sola vía.

En nuestra niñez junto a los amiguitos del barrio, recordamos divertirnos aquí con “modernos” deslizadores que no eran más que unos pedazos grandes de cartones a los que le poníamos cera deslizable y… “zuuuumb” para abajo. Sorteando los pocos carros que la transitaban.

GRADAS Y ESCALINATAS

Más gradas. Las del barrio “El Jazmín”.
Más gradas. Las del barrio “El Jazmín”.

Más inclinaciones convertidas en gradas y escalinatas hay por todos lados en la pintoresca Tegucigalpa. Otro típico ejemplo es lo que se llamó “el barranco” de La Hoya con una profundidad entre 12 y 20 varas castellanas que se extendía desde lo que hoy son los barrios San Rafael hasta La Merced. Están también las gradas de “El Jazmín”.

Las gradas que de Guajoco comunican con La Leona. Están aún, atrás del edificio Folgar. Te llevan a La Alhambra frente al parque. Se dice que para solventar y conectar la ciudad a la trama vial colonial, autoridades edilicias decidieron construir las primeras calles escalonadas o llamadas escalinatas, en los barrios El Olvido y La Hoya.

Y en este ir y venir, hacia abajo, hacia arriba, transcurre la vida de los capitalinos, abrumados por la ola de calor imperante, aunado al caos vial en las horas pico. Se hacen paliativos pero la ciudad sigue creciendo, en población… y autos.

Histórica. Cuesta de “La Fuente”.
Histórica. Cuesta de “La Fuente”.

Mejor por ahora hasta aquí. Hemos vuelto a transitar por el sendero de la vida, arropados en los recuerdos de un ayer y hoy.

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