El drama de la ‘niña lobo’ que conmociona al mundo

La familia de una niña de Bangladesh de 12 años busca desesperadamente recaudar fondos para hallar una solución médica a su exceso de vello, una rara afección conocida como el síndrome del hombre lobo.

«Nació cubierta de pelo. Pensamos que éste desaparecería a medida que ella creciera», cuenta la madre de Bithi Akhtar, Beauty Begum. La joven sufre del síndrome de Byars-Jurkiewicz, además de una complicación conocida como hipertricosis.

A causa del síndrome, las encías de Akhtar se han hinchado hasta recubrir sus dientes y sus pechos han crecido exageradamente, hasta totalizar casi la mitad de sus 38 kilos de peso, lo que le impide permanecer de pie o ir a la escuela.

«Pensamos que era la voluntad de Dios haber nacido así. Pero ya no puedo seguir viendo a mi hija padecer de esta forma», explicó su madre a la AFP.

Sólo cuatro o cinco personas en el mundo sufren esa misma condición

Según el doctor de la pequeña, sólo cuatro o cinco personas en el mundo sufren esa misma condición.

«El síndrome de Byars-Jurkiewicz crea desórdenes faciogenitales masivos y un desarrollo exagerado de los pechos tras la pubertad, y eso es lo que le ha sucedio a la niña», explicó Fakhrul Alam, doctor de la universidad Bangabandhu Sheikh Mujib.

Según el médico, la situación de Akhtar mejoraría enormemente con cirugía, pero el costo es muy elevado y la familia ha decidido hacer público el caso de su hija para recaudar fondos.

Los doctores planean llevar a cabo una reducción de senos, de encías y una terapia hormonal para controlar su pilosidad. «Somos muy optimistas, pensamos que la niña podría recuperar una vida normal después de todo el procedimiento», dijo Alam.

La situación de Akhtar mejoraría enormemente con cirugía, pero el costo es muy elevado y la familia ha decidido hacer público el caso de su hija para recaudar fondos

La universidad Bangabandhu Sheikh Mujib cubre parte del tratamiento de Akhtar, pero su padre, un conductor de mototaxi, dice que no puede pagar el resto. «Tuve que gastar más de 80.000 taka (1.025 dólares) para comprar medicinas, y buena parte de ello fue un préstamo bancario. No me queda nada para el tratamiento», dijo Abdul Razzak.

Akhtar pasa la mayor parte de su tiempo en el hospital, pero es optimista de cara al futuro. «Quiero volver a la escuela», dijo a la AFP. «Cuando sea mayor quiero ser doctora».

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