Los abejorros rodean el panal ¡quieren la miel que da el poder!

Por Boris Zelaya Rubí

“Fijar el período presidencial en cuatro años y no permitir la reelección del ciudadano que resulte progresista, completamente honrado y buen administrador de los intereses nacionales… si el gobernante es bueno no hay que quitarle al pueblo el derecho que tiene para conservarlo en el poder por cuanto tiempo sea necesario”.

Con la intención de la candidatura única a decidirse en las próximas elecciones primarias del Partido Nacional, cualquier mortal, común y corriente, amenaza con participar como un movimiento formado ilusoriamente a nivel nacional, con el propósito de obtener algunas migajas del poder.

Generacionalmente, algunos se resisten a dejar de gravitar sobre el erario. Deben comprender que es tiempo de dedicarse a cuidar sus nietos.

Protestan por todos los medios, se oponen a la reelección, creen ser “más vivos” que las nuevas generaciones de políticos, mejor como les decía aquel: “calladitos se ven más bonitos”. La memoria del nacionalismo ante las ambiciones de cachurecos de “viejo cuño”, despierta los recuerdos de algunos, que en su transitar por la administración pública se ganaron el repudio de miles de hondureños por sus malas acciones, de las que milagrosamente salieron “ilesos legalmente”, además el mandatario actual al tomar decisión de continuar, por su experiencia conoce quiénes lo pueden perjudicar. Y como dice mi crítico favorito: “El problema es que no hay nadie viable para Juan Orlando, ni por su habilidad, carisma, poder, integridad o influencia, no hay movimiento popular en contra de JOH y él lo sabe”.

Otros como que quieren y no quieren, diciendo que apoyan al candidato si decide reelegirse, pero que están preparados a participar en la contienda electoral, por supuesto sacrificándose, si el actual y único aglutinador del nacionalismo a nivel nacional decide lo contrario. Se les olvida, que aún visitando todos los municipios y aldeas de Honduras, la semilla de la duda sobre su honestidad, está latente y volverse a ganar la confianza del pueblo, es una misión casi imposible.

Por no comulgar con sus erradas decisiones, el “tal Mel”, está expulsando, a los que antes fueron sus excelentes consejeros. Encontró en las intenciones continuistas del nacionalismo, un asidero legal para sus ilusiones de respirar nuevamente los aires perfumados del poder. Y pensar que hacía poco, había enarbolado la bandera de la no reelección, pero al final resultó ser una mentira ¡se le quema la miel por volver! Juraba y perjuraba que estaba en contra de la prolongación del mandato del Presidente Hernández. Está tan desesperado, que si alguien se opone, aunque haya pertenecido al grupo de sus colaboradores más cercanos, que prestigió su interrumpida gestión ¡lo purga! Y lo acusa gritándole frente a sus achichincles: ¡Golpista! ¡Golpista!

Con la apertura acostumbrada en el Partido Liberal, permite a todo correligionario que se sienta con fuerza suficiente para organizar un movimiento, que pueda participar en las primarias. Con esas estrategias posiblemente volverá a convertirse en la segunda fuerza política del país, evitando que cualquier aventurero, instale un gobierno como el de Venezuela, en donde el nefasto socialismo del siglo XXI, les ha acarreado muchas calamidades.

La otra fuerza que está por desaparecer, es la que enarboló la bandera contra la corrupción, aglutinando a los que se abstenían de ejercer el sufragio y los indecisos, pero ante los últimos acontecimientos, su líder ha sido señalado de faltarles el respeto a algunas féminas de la recién fundada institución política, corriendo el riesgo de perder simpatizantes, al olvidar que las mujeres son la mayoría del electorado y a ellas no se les toca ni con el pétalo de una rosa.

Los abejorros están rodeando el panal ¡quieren gozar de las mieles del poder!

De rodillas solo para orar a Dios.