El CURC: La Universidad del Centro de Honduras

*Marvin Ponce Sorto  

El Centro Universitario Regional del Centro (CURC) está por arribar  a una año más de vida, dos décadas para ser exactos;  el próximo año adquirirá carta de ciudadanía, tarjeta de identidad; momento oportuno para hacer algunas reflexiones sobre su vida institucional.

Fue en El Edén, una aldea de Comayagua, donde se hizo realidad al soplo que dio vida a una criatura académica que nació justo el 17 de junio de 1996 y se bautizó como CURC. 711 alumnos y apenas 33 docentes abrieron la brecha para que, como moscas a la miel, alumnos con su corazón lleno de esperanza pudieran al fin alcanzar su sueño de estudiar en una universidad,  ya que el bolsillo no les alcanzaba para trasladarse hasta la capital.

Siete carreras apenas ha   logrado hacer funcionar, peor es nada diría alguien, pero la verdad es que han trascurrido 20 largos años y la oferta académica ya queda chinga para las demandas, exigencias, anhelos y trasformaciones de los departamentos del centro de la nación.

En este período la universidad pública de Comayagua ha tenido que sortear muchos obstáculos, el más importante la resistencia de aquellos que se enquistaron en las viejas prácticas universitarias y que se muestran alérgicos a implementar la reforma; es la lucha histórica de los que se aferran con los  dientes a los viejos privilegios de una universidad sin control y calidad y los que pujan por una trasformación hacia la excelencia, la calidad, la gestión del conocimiento, el emprendimiento y la puesta en marcha de un nuevo modelo educativo.

Las novedades que trajo la reforma son muchas y las exigencia más, pero a pesar de ello, hoy cabe preguntar ¿qué ofrece el CURC de diferente a las universidades privadas ancladas en el valle de Comayagua? ¿Cuál es su toque distintivo? ¿Hasta dónde está llegando? ¿Cuál es su posicionamiento estratégico en la región? ¿Está encarnada la institución en la sociedad  de la zona? Estas y muchas preguntas más son pertinentes.

Pero mas allá de ello, lo cierto es se ha avanzado mucho  en infraestructura, se cuenta con un Plan Estratégico, hay una mejor organización, iniciativas exitosas en el campo de la vinculación; a diario se ve a docentes de inglés aplicando una evaluación continua a sus alumnos, docentes de Filosofía haciendo la disciplina en pleno contacto con la realidad; estudiantes de Periodismo entramados en instituciones dando sus ideas; docentes y alumnos de Administración de Empresas con  excelentes proyectos de  emprendimiento; gente de la carrera de Agroindustria afanados porque los jóvenes aprendan novedades agrícolas  en el campo, entre muchos más aciertos.

Pero todo eso no nos hace ser miopes para no ver que existen desafíos insoslayables, entre ellos, el más importante, creo: ensanchar la oferta de carreras, no es posible que se continué con apenas cinco, esta es una región pujante, dinámica, merece la apertura de carreras vinculadas con la caficultura, con el turismo colonia, con el riego, el desarrollo local, la agroexportación y muchas más; no es posible que las universidades privadas ensanchen el abanico de posibilidades y la UNAH no se muestre a atenta y sensible; “también los perros tienen derecho a comer de las migas que caen de la mesa del amo” o sea, también los centros regionales tienen derecho a  nuevas carreras, mejores instalaciones, al uso de las nuevas tecnologías, a una cancha con grama, aunque sea; Tegucigalpa no es Honduras, los indios lencas también tenemos derechos a algo mejor.

En fin, la universidad de Comayagua está de plácemes, momento oportuno para el autoanálisis, de las estructuras de poder, de la actividad docente y del talante de sus alumnos; todos sin duda merecen una revisión; las actitudes son también importantes escrutarlas: quiénes están dispuestos a la mejora, quiénes apalancan acciones que prestigien la academia, quiénes se entregan con alma y corazón y quiénes solo dan las sobras.

Sin duda alguna, la sociedad comayagüense no es la misma desde que el CURC entró en el escenario, pero hoy a las puertas de tener un aeropuerto internacional, un Canal Seco que comunica con otras latitudes, entre otras novedades,  es más que justo que la Universidad de la Ciudad de los Obispos trascienda y ese es un compromiso de todos.

*Docente universitario